En 2015 Obama firmó una Orden Ejecutiva que declaraba al gobierno de Venezuela como “una inusual y extraordinaria amenaza a la Seguridad Nacional de Estados Unidos”. La declaratoria, que se cree fue inspirada por el entonces vicepresidente Joe Biden, al cumplir su vigencia, fue prorrogada por Donald Trump y recientemente por el propio Biden, lo cual significa que la amenaza sigue en vigor. Considerando la asimetría de poderes de los dos países, pareciera una desmesura que la primera potencia del mundo declare formalmente amenazada en su seguridad por un país deshecho institucionalmente y en precarias condiciones económicas. Pero tiene sentido. Seguir leyendo