La esposa de Álex Saab, Camila Fabri, fue incorporada a la delegación del régimen con el único objetivo de presionar en México por la liberación del colombiano preso en EEUU por dirigir una trama de corrupción de 350 millones de dólares junto con el chavismo
El régimen de Nicolás Maduro y la Plataforma Unitaria de la oposición están listos para reanudar sus negociaciones en México. El chavismo tiene claro sus propósitos: gestionar el levantamiento de sanciones, lograr la libertad de Álex Saab y la convocatoria a elecciones bajo sus condiciones. ¿Los otros? Dicen que el alivio de los venezolanos.
Esa es la estrategia sobre una ingenuidad política que pisa desde hace tiempo la frontera de la complicidad, considerando que el único motivo que la oposición vocifera para justificar su regreso a tierra azteca es pactar una salida a la crisis generalizada que parece no sólo enquistada sino normalizada entre la población.
Con una meta opositora con semejante ilusión que resulta casi imposible a corto y mediano plazo, tomando en cuenta que depende de la inversión, la estabilización económica, la producción nacional y la seguridad, que no se lograrán con el régimen chavista en el poder, en Miraflores concentran sus dardos en objetivos claves.
Sin pasos en falso
La incorporación en las negociaciones de Camila Fabri, esposa del colombiano Álex Saab detenido por liderar una trama de corrupción de 350 millones de dólares a través de la compra de alimentos en nombre de Nicolás Maduro, de quien sería su testaferro de acuerdo con los señalamientos de EE. UU., muestra la habilidad del chavismo para evitar pasos en falso en la nueva jornada de conversaciones con la oposición.
La modelo de nacionalidad italiana llega a México para presionar con el aval de Maduro la liberación de su esposo. No hay otros asuntos que le puedan interesar a ella. El «alivio de los venezolanos» y la «salida de la crisis» que pregonan desde la oposición están lejos de sus prioridades cuando ni siquiera es venezolana.
El repertorio de su intervención es predecible. «Se trata de un caso político, manipulado y sin sustento legal, donde Estados Unidos usó a Cabo Verde como marioneta para cumplir lo que querían hacer», ha repetido Fabri una y otra vez. En su versión, Álex Saab estaba de “misión para negociar con Irán combustible, alimento y suministro médico para Venezuela».
Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional chavista, estará a su lado. Desde su cuenta de Twitter “saludó” a la también actriz italiana que bautiza como “defensora de derechos humanos”.
La verborrea diplomática de Rodríguez no engaña al coordinador de Primero Justicia, Julio Borges, quien afirma que “la presencia de la esposa de Álex Saab, un mafioso que robó al pueblo, en la Mesa de Diálogo demuestra la descomposición del régimen. También evidencia la hipocresía de Maduro, que va a México a defender a su entorno de las sanciones y no a buscar el alivio del pueblo venezolano”.
Maduro solo busca recursos
Maduro juega con el tiempo y lo administra a su favor. Insertó a su gabinete en comisiones de trabajo con la Plataforma Unitaria para «rescatar parte de los miles de millones de dólares que han sido secuestrados a causa de las sanciones y medidas coercitivas unilaterales impuestas a Venezuela».
No hay interés oculto cuando además agrega que “este diálogo busca crear un mecanismo práctico dirigido a abordar necesidades sociales vitales y atender problemas de servicios públicos que hoy se encuentran bloqueados en el sistema financiero internacional”.
Sus pretensiones evidencian que solo busca conseguir acceso a recursos y supuestamente «abordar las necesidades sociales» de los venezolanos pero con él en el poder. Las promesas del extinto gobierno interino de conseguir el «cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres» no están en la mesa.
Otro acuerdo de entendimiento
Este sábado 26 de noviembre se firmará otro acuerdo de entendimiento entre ambos sectores. Vale recordar que el año pasado ya se firmó un convenio similar en el que el interinato selló su desaparición al admitir que su delegación se reducía a una «Plataforma Unitaria». Desde entonces, el llamado gobierno interino ya podía darse por desmontado por sus propios integrantes. Ahora, desde la oposición piden acordar algunas garantías para participar en las elecciones presidenciales de 2024. Sobre este particular aún no hay avances y, en dado caso, no serán acuerdos integrales que permitan acudir a unas elecciones totalmente libres y transparentes. Nada que no haya ocurrido antes.
La lista de diálogos infructuosos es larga. De aquella primera mesa en la que participaron como mediadores el entonces secretario general de la OEA, César Gaviria, y el expresidente estadounidense, Jimmy Carter, pocos se acuerdan. Tampoco se pueden olvidar los encuentros en los que fungieron como veedores la Iglesia y el expresidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. El resultado siempre ha sido el mismo.
Gabriela Moreno 25 noviembre, 2022 PanAmm Post