Giordani dejó una “nueva arquitectura financiera” que colocó al mandatario heredero contra la paredNo hay forma de superar la situación sin adoptar medidas que en el corto plazo aumentarán la inflación
Si bien Nicolás Maduro fue beneficiado por el fallecido expresidente al ser ungido como su sucesor, heredando de éste un importante capital políticoelectoral, la estructura de poder del Estado puesta al servicio de la denominada revolución bolivariana, y el apoyo político de algunos gobiernos aliados de la región; también heredó una crisis institucional, económica, social, ética y moral, que compromete la continuidad del régimen instaurado en los últimos 14 años.
En efecto, el año 2013 se inició con una severa crisis económica que no es pasajera ni coyuntural, que no obedece a una caída abrupta de los precios del petróleo y a su impacto en los ingresos del Gobierno, sino que es estructural de un modelo y de una política económica etiquetado con el nombre de “Socialismo del Siglo XXI”, el cual ha producido un sinnúmero de distorsiones, desequilibrios e inestabilidad macroeconómica que lo hacen claramente insostenible.
Este modelo se basó en la utilización de la renta petrolera y del endeudamiento público con el propósito de estatizar la economía y reducir a su mínima expresión al sector empresarial privado para controlar y someter políticamente a la sociedad.
Es una política petrolera que apostó a un incremento creciente y sostenido de los precios del petróleo abandonando los planes de expansión de la producción y exportación de crudos y derivados, a lo cual se agregó una extracción desmedida de recursos a Pdvsa para financiar gastos del gobierno central y la exportación a otros países del proyecto político del régimen.
Desarrolló una política fiscal crecientemente deficitaria debido a una expansión voraz del gasto público utilizado como instrumento para crear una clientela afecta al régimen y como único motor para inducir el crecimiento económico mediante un incremento del consumo.
Implementó una política de control del tipo de cambio y de precios y la aprobación de un conjunto de leyes atentatorias contra la propiedad y la libertad económica con la creación a partir del año 2005 de lo que el ministro Giordani llamó una “nueva arquitectura financiera”, que consiste en el desvío de más del 40% de los ingresos de Pdvsa por exportación de petróleo a numerosos fondos, siendo el Fonden el más importante de todos, manejados discrecionalmente por el Poder Ejecutivo, sustrayéndole de esta manera divisas al BCV y disminuyendo el monto de las reservas internacionales disponibles para el sector privado de la economía.
LA INEFICIENCIA
Además ha sido una gestión de gobierno reñida con principios de eficiencia, transparencia y control institucional de los recursos públicos que condujo, como era de esperar, a una destrucción de buena parte del aparato productivo privado y público, a un deterioro operativo y financiero de Pdvsa, una contracción de la producción agropecuaria, sumado a un proceso de desindustrialización, despilfarro de la mayor bonanza petrolera (más de 700 mil millones de dólares) y un exorbitante endeudamiento público.
También provocó una alta y persistente inflación y una escasez generalizada de insumos y bienes terminados, una descomunal fuga de divisas, caída del nivel de las reservas internacionales, grave declive de las exportaciones no petroleras, exacerbada dependencia de las importaciones y prácticas de corrupción en el manejo de las finanzas públicas y de la política cambiaria.
Este cuadro de crisis económica que se está manifestando en un proceso de estanflación con escasez en el primer semestre del 2013, tiene entrampado a Maduro en una situación en la que dada la cuestionada legitimidad de su liderazgo y de su presidencia, necesita dramáticamente en el corto y mediano plazo estabilizar la economía: alcanzar niveles de inflación, escasez, empleo, producción, y disponibilidad de divisas, compatibles con las demandas de bienestar de la población.