En abril de 2018, en cadena de radio y televisión, Nicolás Maduro hizo alarde con la inauguración de la planta desalinizadora “Boca de Pozo”, ubicada en el Municipio Península de Macanao del estado Nueva Esparta, ofrecida a los isleños como la panacea a la crisis de agua potable que los afecta debido al deterioro de los ramales de los acueductos Clavellinos y El Turimiquire, que surten del recurso hídrico a las islas de Margarita y Coche.
El diputado por Nueva Esparta a la Asamblea Nacional legítima y vicepresidente de la Comisión de Ambiente, Recursos Naturales y Cambios Climáticos, Orlando Ávila Guerra, aseguró que desde el momento del anuncio comenzaron a recibir denuncias sobre un supuesto “guiso” con la ejecución de lo que sería la tercera desalinizadora más grande América Latina, la cual beneficiaría a unos 97 mil habitantes de la isla, y tendría una producción de 110 litros de agua dulce por segundo.
El parlamentario neoespartano reveló que más de tres años después del rimbombante acto, en la desalinizadora instalada en el sector Cabeza de Negro del municipio peninsular, la acometida eléctrica quedó desfasada, lo que ha obligado a operarla con generadores eléctricos. Allí fueron invertidos 46 millones de dólares ejecutados mediante el convenio China-Venezuela. Hoy la operatividad de la desalinizadora está limitada a un 20% de su capacidad.
De acuerdo con estimaciones arrojadas por el informe elaborado por la Comisión de Agua del Colegio de Ingenieros de Nueva Esparta, a solicitud de la comisión parlamentaria, actualmente la tan anhelada desalinizadora apenas supera los 20 litros de agua dulce por segundo.
¿Alguna investigación? ¿Alguna información?
¿Cuanto se ha gastado? ¿Hay “guiso” o “sancocho”? 20/110 = 18,2% . ¿Quienes fueron invitados al banquete?