La instalación sufrió en su reformador una interrupción que podría dejarla fuera de servicio por un periodo de hasta 21 días. Si la producción marcaba niveles paupérrimos, muy probablemente este infortunio empeorará el panorama de la industria petrolera venezolana
Tal Cual digital.
A pesar de algunos efímeros y leves aumentos en la producción petrolera venezolana este último año —que en abril se ubicó en 775.000 barriles por día (bpd)—, la industria nacional de hidrocarburos sigue sin levantar cabeza y la explicación está en la negligencia de la dictadura chavista.
Esta vez, la refinería Cardón, ubicada en el Complejo Paraguaná, suspendió su producción debido a una interrupción en su reformador, según información obtenida por Reuters. Debido al daño, la instalación entrará en una fase de mantenimiento que podría extenderse hasta 21 días, en detrimento de la poca actividad que ya venía marcando a PDVSA.
Una de las fuentes citadas por la agencia de noticias detalló que “este es un programa de mantenimiento no planificado para reparaciones en los reactores del reformador”. La actual situación se suma al declive que atraviesa el país con las mayores reservas petroleras del mundo, ya que la nación sudamericana en 1998 superaba los tres millones de barriles diarios. Luego de la llegada del socialismo al poder, la industria se derrumbó.
A la refinería Cardón la acompaña dentro del mismo complejo la refinería de Amuay, que acaparó titulares de prensa por el colapso que provocó la muerte de unas 50 personas en 2012, 120 heridos y la destrucción de numerosas viviendas, sin contar los daños propios a la infraestructura del lugar. Su capacidad operativa superaba los 650.000 bpd, pero recientemente estuvo procesando solo 60000 «para permitir una producción de nafta de unos 38000 bpd».
La triste fotografía de la industria petrolera
Las consecuencias del robo de los recursos del Estado y el poco mantenimiento a la industria petrolera desencadenaron años más tarde en una total dependencia del chavismo de socios extranjeros. Es acá donde figuran Rusia, en algún momento responsable de la distribución del crudo, China como comprador, e Irán como supuesto aliado para importar combustible y diluyentes, así como para reconstruir varias instalaciones.
Al respecto, en mayo pasado trascendió que la República Islámica está involucrada en las reparaciones del Complejo Refinador de Paraguaná. Además, la estatal Compañía Nacional Iraní de Refinación y Distribución de Petróleo (NIORDC) ya había firmado un acuerdo por 110 millones de euros con PDVSA para «reparar y expandir la refinería El Palito», actualmente funcionando a la mitad de su capacidad.
En aquel momento el dictador Nicolás Maduro culpaba al presidente de Colombia Iván Duque por promover “ataques terroristas” contra El Palito y el Complejo Hidroeléctrico El Guri.
“El Palito recibió un ataque contra su sistema eléctrico, ataques terroristas también de enemigos infiltrados ocultos para hacerle daño a los complejos refinadores y contra el pueblo. Detrás de esto está la derecha salvaje. Lo denuncio: la derecha ‘vende patria’, los planes de Iván Duque, que está loco, herido, supurando odio”.
Es un cuento de nunca acabar donde la cúpula chavista responsabiliza a otros de los daños en la industria petrolera, antiguo motor de la economía del país. Nunca ha reconocido sus fallas y sigue sin hacerlo. Luego de las sanciones de Estados Unidos producto del desmesurado robo al país, el régimen ha tenido que buscar vías alternas de comercio y la manera de abastecerse de combustible.
Mientras tanto, las refinerías siguen fallando a pesar de que las manos de regímenes extranjeros están metidas de lleno en las instalaciones de PDVSA.