En tiempo récord, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recibirá esta tarde en el palacio Miraflores a Oscar Laborde, designado por el gobierno de Alberto Fernández como nuevo embajador argentino en Venezuela.
El gesto, enmarcado dentro del esquema de distensión entre Buenos Aires y Caracas, tendrá un costado económico, con énfasis en la energía: según pudo saber LA NACION, el nuevo embajador, equidistante en su vínculo con el Presidente y la vicepresidenta Cristina Kirchner, pedirá al presidente venezolano “ayuda” en materia de combustible, principal responsable del drenaje de dólares que sacude a la economía nacional y complica de forma drástica la acumulación de reservas internacionales, una de las condiciones acordadas en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El costo político ya lo pagamos, ahora ellos tienen que dar un gesto”, afirmó una alta fuente diplomática, conocedora de los vericuetos de un vínculo cuestionado por los Estados Unidos, que por obra y gracia de la guerra en Ucrania-y la necesidad de combustibles- vive momentos de moderada reconciliación entre el chavismo y Washington.
La embajada en Caracas está vacante hace más de siete años. El encargado de Negocios, Eduardo Porreti, estuvo a cargo de la sede diplomática desde 2015. Laborde llegó el jueves pasado por la noche a Caracas y ya al día siguiente fue recibido por el canciller venezolano, Carlos Faría, quien asumió ese cargo en mayo luego de ser embajador en la Rusia de Vladimir Putin, uno de los destinos prioritarios del esquema diplomático chavista.
Ese mismo viernes quedó confirmada la cita para hoy entre Laborde y Maduro, que utiliza estos encuentros para demostrar que el “cerco diplomático”, impuesto luego de las denunciadas elecciones de 2018 en las que obtuvo su reelección hasta 2025, está quebrándose poco a poco.
Más allá del tono político del encuentro, con referencias al fortalecimiento de la “Patria Grande” y a la espera de un triunfo de Lula da Silva en Brasil el 2 de octubre próximo en las elecciones en ese país, Laborde llegará con instrucciones de la Cancillería, con mandatos de intentar incrementar el comercio bilateral (hoy es prácticamente nulo, con una balanza comercial superavitaria de US$ 178 millones), y sobre todo buscar en el terreno algún acuerdo para que Venezuela-que restableció algunos de sus parámetros en la producción de combustibles fósiles-pueda colaborar en momentos en los que la sangría de dólares para importar energía-en plena temporada invernal-se ha transformado en un problema sin solución.
El caso del avión
Nada indica que la peculiar situación del avión venezolano de la empresa Emtrasur retenido en Ezeiza y su tripulación bajo sospecha desde hace casi dos meses, forme parte del primer encuentro. Venezuela, a diferencia de Irán, no ha reclamado formalmente la liberación de los 19 tripulantes (14 de ellos venezolanos), investigados por el juez Federico Villena por presuntos vínculos con el terrorismo, y defendidos por un abogado en común.
En su exposición ante comisiones en el Senado, a principios de junio y para defender su nominación, Laborde esquivó cualquier definición sobre violaciones a los derechos humanos en Venezuela, y se limitó a dar crédito a los informes de la ex relatora para las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, muy duros contra el régimen de Maduro y algo suavizado en sus últimas ediciones. “Hay una evaluación muy pormenorizada que considera que hay cuestiones pendientes de resolución y relata las cosas que se han solucionado. Lo especifico de la situación es demasiado compleja para sintetizarlo en una sola palabra”, dijo entonces Laborde ante la insistencia de los senadores radicales Luis Naidenoff y Carolina Losada.
Jaime Rosemberg
lun, 25 de julio de 2022, 9:42 a. m