Para ser realistas hay que partir de una premisa. Lo peor puede suceder porque lo peor ya ha sucedido en otras ocasiones. Nadie imaginó por ejemplo, que de una escaramuza regional entre Serbia y la unidad austro-hungara iba a tener lugar la primera guerra mundial con una secuela de millones y millones de muertos. Tampoco nadie imaginó que ese grotesco payaso que se hizo del gobierno alemán iba a cumplir las barbaridades escritas en Mein Kampf, incendiar a toda Europa, e intentar hacer desaparecer de la faz de la tierra a un pueblo bíblico. Lo peor ha sucedido y lo Seguir leyendo