De acuerdo a un reportaje publicado por el medio La Prensa de Lara, los profesores recuerdan ahora todo lo que podían hacer con ese sueldo de años anteriores: comida suficiente para dos semanas, así como también poder viajar dentro y fuera de Venezuela.
“En el 99, un profesor titular, que es la más alta categoría en el escalafón, ganaba 1.253 dólares, mientras que un instructor que es la más baja, devengaba 585 dólares y a pesar que era menos de la mitad podía cubrir todas sus necesidades básicas, pero la historia es que hoy el titular gana Bs. 46.06 o 10 dólares, calculado en el mercado paralelo y un instructor Bs. 28.25 equivale a 6.15 dólares”, reseña el medio.
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Profesores de la UCLA, Deborah Velásquez, asegura que el deterioro en los salarios inició cuando el chavismo eliminó, sin previo aviso, la norma de homologación que determinaba el sueldo y los beneficios adicionales de los profesores y los ajustaba de acuerdo a la realidad del país, contemplado en la Convención Colectiva. «Hoy el sueldo para la situación que vivimos es irreal», dice al tiempo que catalogó de «atropello» la desmejora de la que son víctimas.
Entretanto, Blanca Terán, presidenta de la Asociación de Profesores UPEL (Aproupel), señaló que el salario actual de los docentes no solo a este grupo, sino también a los empleados del área administrativa porque la plata no les alcanza para nada. Además, otra de las problemáticas salariales es la poca diferencia que existe entre las categorías de los profesores universitarios, porque ganan casi lo mismo entre los que tienen mayor y menor categoría.
Hace dos días, el presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar, Wiliam Anseume, contó a ND que esta situación de los docentes universitarios es “lamentable” y que no es diferente a la del resto de los trabajadores de la administración pública en un país “que está sometido a una hambruna que rebasa más allá del 70% de la población”.
Anseume agrega que aparte del problema salarial, también hay una desprotección hacia los docentes en materia de salud (no tienen pólizas de seguros ni de funeraria). “Hemos visto la situación de los profesores que mueren de hambre, de inanición, es una cuestión dramática” que no solamente afecta al personal jubilado sino también al activo que “provoca la diáspora por el mundo y buscan otros medios de vida, algunos muy alejados de la formación que tienen cada uno”, dijo.