Si había alguna duda de que Nicolás Maduro utilizó la figura constitucional de los estados de excepción para neutralizar a la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015 y reforzar su control sobre las instituciones, los fondos públicos y la ciudadanía, la manera como se ha deshecho de esta herramienta parece responderla. Las razones esgrimidas para apelar a estos recursos excepcionales continúan allí y lo único que ha cambiado es que ahora el chavismo tiene el control del Parlamento. En enero de 2016, días después de que el Parlamento controlado por la oposición se instalara, Maduro decretó un estado de emergencia Seguir leyendo