Descuartizó las refinerías de petróleo en Venezuela y también las que teníamos en el exterior. Por eso no hay gasolina, diésel, ni lubricantes. Alguien podría pensar que el descuartizador es un partidario de las energías renovables. Sin embargo, ¡Oh sorpresa!, no es un militante de Greenpeace, sino un adorador del oro negro, aunque su antiguo compinche Maduro sostiene que su preferencia es más por el metal.
El descuartizador ha declarado y escrito que “el gran negocio está en producir petróleo, que la refinación no hace falta para venderlo y que esos hierros, refiriéndose a Citgo, están en territorio hostil, por lo que en el 2013 propuso a Maduro venderlos”. Ello explica por qué no se invierte en nuestras refinerías, por qué se han vendido casi todas las del exterior y por qué no le importa que las embarguen. Como consecuencia, estamos importando combustibles y lubricantes y, cuando aumentemos la producción de petróleo tendremos dificultades para colocarlo en el mercado más favorable.
En Venezuela, nuestras cinco refinerías tenían una capacidad de procesamiento de 1.300.000 barriles por día. ¿Cuántos procesan hoy día? Quizá no más de un 15 por ciento y todas las semanas se producen accidentes. Recordemos el de Amuay que costó la vida a 42 venezolanos. Por cierto, que Iván Freites, el dirigente sindical que hacía las denuncias tuvo que asilarse. Hoy dependemos de la gasolina iraní.
Las refinerías en el exterior se adquirieron para garantizar mercado, lo cual era necesario a medida que aumentara la producción. El problema es que se limitó la extracción para lograr mejores precios. Esta política es errada, ya que con las cuantiosas reservas que tenemos y con el tiempo limitado del rol del petróleo como principal fuente de energía, lo razonable es extraer la mayor cantidad posible. Por otra parte, una mayor actividad petrolera favorece a la población de las zonas productoras. La política de restricción de la producción se justificó cuando se desconocía el monto de nuestras reservas. Hoy es una estupidez.
En Alemania tuvimos participación en tres refinerías en asociación con Ruhr Oel. Las mismas tienen una capacidad de procesamiento de 682.000 barriles por día (b/d), de los cuales 183.000 b/d era la participación de Pdvsa. Hoy no las tenemos. Con la sueca Nynas tuvimos participación en cinco refinerías, con capacidad de procesar 63.000 b/d, de los cuales nos correspondían 36.000 b/d, hoy reducidos a 9.450 b/d. En Curazao teníamos arrendada una refinería de 335.000 b/d de capacidad, pero por negligencia nos la quitaron. En Estados Unidos tuvimos participación total o parcial en ocho refinerías, con capacidad de 1.805.000 b/d, de los cuales 1.346.000 b/d eran nuestros. Hoy solo tenemos tres del circuito Citgo, con una capacidad de procesar 749.000 b/d, y su directiva realiza esfuerzos para cancelar deudas y efectuar las inversiones que dejaron de hacerse.
El descuartizador de refinerías resultó selectivo. Consideró que el mercado de Europa y de Estados Unidos era menos importante que el de Cuba, Jamaica y República Dominicana. Por razones políticas, Pdvsa adquirió refinerías en estas islas con capacidad para 134.000 b/d, de los cuales nuestra participación era de 66.000 b/d. En la de Cuba, invertimos 1.200 millones de dólares para ponerla a funcionar, a pesar de que no era rentable. Probablemente el régimen cubano asumió que, con nuestros envíos gratis de crudo, sí era negocio para ellos. Aunque usted no lo crea, el gobierno castrista se apropió de nuestra participación. Las de Jamaica y República Dominicana también las perdimos por no cumplir con el compromiso de enviarles petróleo.
Es decir, que teníamos con nuestros socios una capacidad de refinación en el exterior de 3.019.000 b/d, de los cuales 1.966.000 b/d nos pertenecían. Hoy solo contamos en el exterior con capacidad propia para procesar 758.450 b/d, o sea Citgo más nuestra participación en Nynas. En números redondos, perdimos posibilidad de colocar con nuestros socios 2.200.000 b/d, de los cuales 1.200.000 b/d era nuestra participación.
Unas refinerías fueron mal vendidas, otras las perdimos por no cancelar deudas. Ahora está pendiente el caso de Citgo, instalaciones que no hemos perdido gracias a las gestiones del gobierno interino del presidente Guaidó. Irresponsablemente, Chávez-Maduro expropiaron activos de Crystalex y de Conoco Phillips y no compensaron por esa acción arbitraria; también por darla en garantía de Bonos de la deuda y para obtener préstamos. Despilfarraron esos dineros y no pagaron. ¡Qué irresponsables! Ojalá no perdamos Citgo, hoy solo amparada por una disposición del presidente de Estados Unidos vigente hasta junio y que esperamos sea renovada.
Se vendió Borco, en Bahamas, a precio de gallina flaca, con capacidad de almacenamiento de 21,6 millones de barriles, y por falta de mantenimiento perdimos las instalaciones de Bopec en Bonaire, con capacidad de almacenamiento de 12 millones de barriles. Hoy, con las dificultades derivadas de la pandemia por el coronavirus, esas instalaciones tienen una gran importancia estratégica.
Durante su período en Pdvsa, el descuartizador recibió la producción de petróleo en 2.620.000 b/d y la entregó en 2. 332.000 b/d, según datos de la Opep. Hoy, sus pupilos tienen la producción de crudo en solo 431.000 b/d.
En Mérida, cuentan los chismosos, que en la década de los 60, la policía apresó a alguien pintando el conocido grafiti RR (Renuncia Rómulo), pero tuvo que dejarlo libre ante el alegato lloroso de que solo estaba escribiendo sus siglas. Adivina, adivinador, ¿cómo se llama el descuartizador?
Como (había) en botica:
Gente del Petróleo y Unapetrol del Estado Monagas emitieron recomendaciones para evitar los frecuentes accidentes por fuga de gas y explosión de bombonas. Ojalá el régimen las atienda.
La invasión a la Escuela Agropecuaria Salesiana en Barinas y la anterior al Colegio de Agricultura de Fundacea, así como las restricciones presupuestarias y acoso por el hampa a nuestras Facultades de Agronomía y Veterinaria evidencian el abandono del sector agrícola.
Lamentamos los fallecimientos de Dimas Ibarra, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol; también del distinguido economista Héctor Silva Michelena.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail