Venezuela se encuentra en el tercer puesto de adopción de criptodivisas por la desconfianza en el Estado, el sistema bancario y la política financiera del régimen
Por Sabrina Martín El Sep 18, 2020
Ucrania, Rusia y Venezuela son los países del mundo que más utilizan criptomonedas, una evidencia más de que bajo Gobiernos represivos los ciudadanos buscan evadir los controles, al mismo tiempo en que sus gobernantes optan por dicho método para eludir sanciones.
Un análisis de las transacciones en bitcoin y otras 30 denominaciones electrónicas, reveló que tanto Ucrania como Rusia y Venezuela negociaron más de 50 000 millones de dólares en un año a través de las criptomonedas. El índice realizado por Chainalysis tomó en cuenta la población, la riqueza del territorio y el tamaño del mercado en sí.
Rusia ocupó el segundo lugar con 16 800 millones enviados y 16 600 millones recibidos, una cifra mayor en términos absolutos, pero menor si se ajusta según la cantidad de población de cada país. En ambos casos, destacó Fortune, «la vasta mayoría de la actividad fue legítima», pero no toda.
«Europa del Este también es número uno en el mundo en el uso ilícito de criptomoneda en los mercados de la web oscura y en las operaciones de ransomware, o secuestro electrónico de datos con fines extorsivos», señala el informe.
El documento relata que Venezuela se encuentra en el tercer puesto de adopción de criptodivisas principalmente por la desconfianza hacia el Estado, el sistema bancario y la política financiera del régimen. «Venezuela representa un ejemplo excelente de lo que impulsa la adopción de criptomonedas en los países en desarrollo y del modo en que los ciudadanos las emplean para mitigar la inestabilidad económica», explica el artículo de Chainalysis.
«Nuestros datos muestran que los venezolanos utilizan más la criptodivisa cuando el dinero fiduciario nativo del país pierde valor por la inflación, lo cual sugiere que los venezolanos recurren a la criptomoneda para preservar los ahorros que de otro modo podrían perder», señala el blog.
Para comprar bitcoin, por ejemplo, los venezolanos ingresan a un portal digital llamado Localbitcoins, que es una especie de mercado libre de la criptomoneda donde se pueden «subir» los bolívares y hacer el cambio. Para poder hacerlo se necesita una cartera digital o wallet para almacenar las criptomonedas.
«En cuanto recibo bolívares compro criptomonedas que sirven para invertir a largo plazo como si fuera oro, a veces su valor baja y es el momento para comprarlas, y cuando sube es el mejor momento para retirarlas o cambiarlas a otras monedas, cualquier cosa es mejor que tener bolívares», señaló para PanAm Post Jesús González, quien ya tiene varios años comprando criptomonedas.
El Petro, un negocio chavista
No es casualidad que Venezuela sea uno de los países con más uso de criptomonedas. Un reportaje publicado por el PanAm Post en agosto de 2019 recuerda que hace ya más de una década, en una gira por Medio Oriente, el difunto Hugo Chávez hablaba de emitir una moneda respaldada en petróleo.
Desde esa oportunidad, los rusos ya tenían en manos ese proyecto que hoy ayuda a Maduro a eludir sanciones; además de ser un medio para lavar dinero ante los negocios ilícitos del chavismo.
Según el semanario norteamericano Time, Rusia habría ayudado a Venezuela a desarrollar su proyecto de criptomoneda para escaparse a las sanciones impuestas por Washington. «Rusia, en efecto, sufre las consecuencias del embargo europeo instaurado desde la adhesión de Crimea a su territorio en 2014. Moscú prefirió intentar la aventura con el bolívar venezolano que no vale nada, que con su propia divisa, el rublo, a la que trata salvar de la inflación», señala RFI.
El portal digital recuerda que «la moda del bitcoin también pasó por Moscú» cuando en 2017 Vladímir Putin ordenó la creación de CryptoRuble, pero la SberBank, el banco más grande de Rusia y encargado del desarrollo de esta moneda virtual, suspendió el proyecto debido a un desacuerdo entre la agencia de regulación financiera y el banco central del país, reacio a la industria de las criptomonedas.
Por su parte, el petro fue diseñado por la tiranía con el propósito de encontrar vías alternas de financiación, legitimar capitales e intentar superar las sanciones que venían incrementándose por parte del Gobierno de los Estados Unidos.
Las criptomonedas son dinero virtual que puede ser intercambiado y operado como cualquier otra divisa tradicional. Las más consolidadas no son emitidas por bancos centrales, sino que se crean de manera virtual mediante el registro compartido de transacciones. Ahí radica la diferencia con el petro, que es emitido y regulado por la dictadura venezolana.
El Parlamento venezolano, de mayoría opositora, declaró nulo el decreto de la emisión del petro, pues se trata de una moneda ilegal. Por su parte, el Gobierno de Donald Trump también prohibió cualquier transacción con la criptomoneda; una decisión que le “corta las alas” al mandatario venezolano quien constantemente busca cómo evadir las sanciones económicas, al menos en Estados Unidos.
Además, el Grupo de los 20 (G-20) y más naciones de la Unión Europea decidieron desconocer los “criptoactivos” como monedas soberanas, otro golpe para Maduro en su intento de legitimar el petro como forma de pago internacional.
Con la creación de la criptomoneda el régimen viola la Constitución venezolana porque al estar respaldada con recursos del Estado representa una emisión de una deuda pública y ameritaría la aprobación de la Asamblea Nacional. La creación de la criptomoneda venezolana también viola el artículo 3 de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que prohíbe dar reservas petroleras en garantía.