Los venezolanos, que acudían al gas doméstico para poder cocinar, tampoco podrán contar con dicho recurso ante la inminente escasez
EconomíaPolíticaSur América Por Sabrina Martín El Sep 16, 2020
l abandono que el chavismo ocasionó sobre las refinerías en Venezuela impulsa a que el país suramericano también se quede sin gas doméstico en medio de una crisis donde los apagones se han hecho habituales.
Los venezolanos, que acudían al gas doméstico para poder cocinar, tampoco podrán contar con dicho recurso ante la inminente escasez que se asemeja a la falta de gasolina.
La paralización de la producción de petróleo y el cierre de las refinerías han desaparecido el gas causando que miles de venezolanos deban hacer largas filas para adquirir el combustible; un esfuerzo que en la mayoría de los casos termina siendo infructuoso.
La Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv) advirtió que dentro de los próximos 10 días del país podría quedar sin un litro de gas doméstico; una situación que pone en jaque a los venezolanos que día a día enfrentan apagones.
«A principios de año la producción de gas estaba en 20 % y hace un mes llegó a 5 %. En 10 días no habrá ni un litro de gas en toda Venezuela y sólo quedará el 7 % de la población que se surte con gas metano que llega a través de las tuberías», aseguró Eudis Girot, director ejecutivo de Futpv.
Girot apuntó que actualmente trabajan con una reserva que cubre tan solo el 10 % de la demanda diaria y destacó que el 89 % de la población depende del gas propano que es el que llega mediante las bombonas.
La escasez de gas ha llevado a los venezolanos a recurrir a antiguas técnicas como cocinar a leña, con los múltiples riesgos que eso implica.
«Sin luz, sin agua, sin gas y sin gasolina, ¿cómo podemos vivir así?», se cuestionó Guadalupe Sánchez, una venezolana que explicó al PanAm Post que no consigue gas doméstico desde hace más de tres meses, por lo que ha optado por comer «puro pan» cuando también se va la luz.
Condominios en el estado Carabobo, en la región central del país, tienen más de cinco meses sin acceso a gas doméstico, por lo que los propietarios de los departamentos acuden al sarten eléctrico para paliar momentáneamente la situación.
A esto se suma que la escasez del combustible generó un mercado negro donde la venta del balón cuesta unos USD$ 20, diez veces mayor al sueldo mínimo en el país de USD$ 2 mensuales.
La falta del gas ha llevado a muchos habitantes a recurrir a técnicas antiguas como el uso de leña. Sin embargo, esta práctica ha llevado a algunos a sufrir de problemas respiratorios.
Sin gas y con apagones «eternos»
Mientras la ausencia del gas se hace inminente, el interior del país sufre apagones constantes.
Un reportaje de la agencia de noticias EFE reseñó que al menos cuatro protestas se han contabilizado en el estado Zulia debido a fallos eléctricos que se extienden por más de 12 horas.
Los manifestantes han salido a la calle, pese a la prohibición gubernamental debido a la pandemia por COVID-19, y en al menos cuatro puntos de la ciudad han encendido fogatas o armado barricadas en medio de las vías públicas.
“Ayer no tuve luz ocho horas. Hoy 11 horas más sin luz”, dijo Keila Pichardo, a EFE.
Un estudio realizado por la Comisión de Expertos de la Salud reveló que 91,2 % de la población se ve afectada por interrupciones y fallas en el servicio eléctrico.
En plena cuarentena, los cortes eléctricos han llegado ha superar las 24 horas mientras que la falta de agua es prácticamente permanente en todo el país.
Zulia y Táchira son unos de los estados más afectados por los cortes de luz, ciudadanos pasan hasta 24 horas sin electricidad. Otras zonas solo tienen luz de cuatro a cinco horas al día. A esto se le debe sumar el estrés por la falta de gasolina, agua y gas para cocinar, sobrevivir una cuarentena sin acceso a servicios básicos es una tortura.
Durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, entre los años 2010 y 2013, se destinaron unos 120.000 millones de dólares para proyectos de electricidad; y sin embargo el país se mantiene con constantes apagones.
El sistema eléctrico nacional se encuentra prácticamente en ruinas; el régimen de Nicolás Maduro se ha dedicado a canibalizar los equipos y las subestaciones eléctricas que suministran el servicio a la mayoría de los estados del país.
Desde hace más de 16 años el Estado venezolano no ha efectuado las inversiones necesarias en el sistema de generación termoeléctrica. Las plantas están trabajando a un 10 % o 20 % de su capacidad. Por esta razón, desde Caracas hasta estados en el interior del país sufren de apagones diarios y simultáneamente.