El régimen bolivariano se ha visto en la necesidad de depender de sus alianzas internacionales
Durante las últimas dos décadas, el chavismo ha llevado a cabo un plan para realizar lo que han llamado “socialismo del siglo XXI”, en el cual se implementaron controles de precios, control de cambio, expropiación de propiedades e invasión de terrenos, todo enmarcado en la revolución socialista.
Los resultados de las medidas aplicadas durante estas dos décadas no tardaron en llegar, situando al país por debajo de Haití, encontrando al 96 % de los hogares en situación de pobreza y 79 % en pobreza extrema. Además de la falta de acceso a los servicios como electricidad, agua y transporte, servicios que durante el pasado 2019 presentaron fallas a nivel nacional y en 2020 se ha sumado una aguda escasez de combustible.
Ante la crisis humanitaria que somete a millones de venezolanos, sumado a las sanciones internacionales, el régimen bolivariano se ha visto en la necesidad de depender de sus alianzas internacionales, principalmente su relación con Rusia, China e Irán, esta última es quien suministra combustible. Esta dependencia ha obligado al régimen socialista a realizar una serie de cambios tanto en las finanzas públicas como en la estructura socioeconómica del país.
La “dolarización”
Para la población venezolana se ha normalizado la utilización del dólar americano como moneda directa de intercambio desde el año 2018, como resultado de la hiperinflación y el colapso de las reservas internacionales del país. Durante una entrevista realizada en la cadena Televen, Maduro afirmó: «No lo veo mal (…) ese proceso que llaman de dolarización; puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía (…) gracias a Dios existe».
No es un secreto que luego de la destrucción causada por el socialismo, la industria petrolera que generaba los principales ingresos al régimen, se comenzará a utilizar otros canales. El narcotráfico ha significado un salvavidas para la dictadura que, mediante la inyección de efectivo, ha generado una burbuja frágil. Según Bloomberg, más de la mitad del dinero circulante en efectivo son dólares americanos.
En una entrevista realizada en 2019 en el PanAm Post, la doctora Andrea Rondón, directora del Instituto Mises Venezuela y miembro del Comité Académico de CEDICE Libertad, afirmó: «Tenemos las mismas carencias que Cuba, pero se ha modernizado. Pero por otro lado sí se ve inyección de capital y eso se parece bastante a China que no es capitalismo propio de un régimen liberal, sino un mercantilismo del siglo 21».
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Los recortes
Para nadie es un secreto que el proyecto chavista se construyó sobre los planes sociales impulsados por los ingresos petroleros, el chavismo compró la conciencia de millones de venezolanos mediante “Misiones Sociales”. El socialismo quebró a Petróleos de Venezuela y liquidó las reservas del Banco Central, todas las misiones terminaron causando inflación, desempleo y pobreza.
En 2015, durante la caída de los precios del petróleo, los ingresos correspondientes al mismo solo significaron el 19 % del presupuesto nacional. Para mediados de los años siguientes los ingresos correspondientes siguieron cayendo, obligando al régimen al recorte absoluto de los programas sociales.
Para 2016 el régimen había recortado el 77 % del presupuesto nacional para los planes sociales, para posteriormente eliminarlos ya en 2018. Según la información recolectada por Víctor Maldonado en su presentación Los desafíos de construir la sociedad liberal.
La boliburguesía
El socialismo del siglo XXI lucró y creó una oligarquía entorno a los funcionarios públicos, como paso con el peronismo en Argentina, existe una clase empresarial que se atornilló al poder, pero que además en los últimos años sirve como control político, como en Rusia.
Esta oligarquía actualmente está siendo usada para generar ingresos, lavar dinero y construir un aparato de control social y político, incluso si el chavismo abandonara el poder, usando estos “empresarios” para financiar partidos. Tenemos casos como los medios de comunicación, Gorrín, quien tiene Globovisión y Seguros Vitalicia. Alejandro Betancourt propietario del grupo de inversión O’Hara Administration, director de Derwick Associates y Hawkers, miembro de la junta directiva de Pacific Energy and Exploration Corp., vinculado abiertamente al régimen chavista.
El chavismo migra al sector privado para lavar el dinero, conservar su influencia en Venezuela y construir una oligarquía que controle la opinión pública.
La perestroika bolivariana
La perestroika es el nombre que se dio al proceso de reformas ocurrido en la Unión Soviética, un proceso que liberó precios y controles, entregó sectores económicos a los privados y que terminó con la disolución del bloque comunista del siglo XX. Estas reformas llevadas por Mijaíl Gorbachov socavaron el proyecto comunista ante el evidente fracaso del estatismo económico.
Venezuela no escapa de la realidad, el fracaso socialista ha llevado al régimen a realizar negocios con el sector privado, los principales sectores son el petrolero y minero. Una lista de empresas petroleras privadas que firmaron acuerdos comerciales con la dictadura: Maurel & Prom, Schlumberger Ltd, Halliburton Co, Petrex e incluso la estatal china CNPC, todas bajo la figura de asociaciones y empresas mixtas.
El arco minero no escapa de esta situación, empresas como Energold Minerals. Inc, Corporación Faoz, C.A. y Supracal. Este giro económico y de narrativa ha causado una fractura dentro de las filas del chavismo, uno apostando en continuar el fracasado modelo estatal, otro que intenta blanquear sus capitales y generar nuevas fuentes de ingresos.
¿Se terminó el socialismo ortodoxo?
Todos los cambios que el régimen ha llevado a cabo solo tienen como objetivo alimentar financieramente a la dictadura, no existe motivación de mejorar la situación de los venezolanos. Sumado a que la dictadura está utilizando todos los mecanismos a su disposición para evadir las sanciones internacionales, la narrativa ideológica en torno al socialismo del siglo XXI se terminó, aunque sus resultados y muchas de sus medidas siguen vigentes.
La única duda que puede surgir de este escenario sería, ¿este proceso terminará como en la URSS o como la China de Deng Xiaoping?
Yomar Moreno es director adjunto de Mises Venezuela.