Llega un momento en el cual todo termina como debió preverse. La economía se viene abajo, y lo único que queda en pie es la certeza de que los socialismos siempre terminan mal. En ese momento, los coadjutores del proceso, algunos de ellos insólitamente cándidos, comienzan a decir que “esto no es socialismo, es otra cosa”. Y por esa vía, la idea del socialismo se salva nuevamente para que otros vengan, la invoquen y transformen su época y sus países en algo penoso. ( sigue……) Con esto lo que quiero decir, es que nos guste o no, el régimen venezolano, Seguir leyendo