La Constitución se defiende como lo hizo ayer el Rey, no con el mutismo cobarde de un socialismo arrodillado al separatismo
ABC España. EDITORIAL ABC Actualizado:06/01/2020 23:52h
Su Majestad el Rey hizo ayer un ejercicio de dignidad democrática durante la celebración de la Pascua Militar con su encendido elogio a la «lealtad» de las Fuerzas Armadas hacia «el interés general de nuestra nación» y también hacia la Constitución. La Pascua Militar, celebrada inéditamente en medio de un proceso de investidura del presidente del Gobierno, fue justo lo contrario de lo que ha ocurrido en el Congreso, donde los partidos separatistas y herederos del terrorismo de ETA ultrajaron a la Corona y se comprometieron a respaldar la investidura de Pedro Sánchez con un programa destinado precisamente a dinamitar la unidad nacional. Quizá por ello, Sánchez mantuvo un incómodo gesto serio durante el homenaje del Rey a nuestras Fuerzas Armadas y a la Guardia Civil. Este Cuerpo recibió además una felicitación expresa del Rey justo en el momento en que el PNV, como contrapartida de su apoyo a Sánchez, ha impuesto como condición la expulsión fáctica de la Benemérita de Navarra. No fue un día institucionalmente relajante para Sánchez, que ha elegido como socios a unos partidos que se han propuesto destruir los consensos constitucionales, en lugar de haber ofrecido alternativas constructivas para gobernar a los partidos respetuosos con la ley. También tuvo Don Felipe unas palabras de agradecimiento a los militares españoles que realizan misiones fuera de España bajo el amparo de la OTAN o Naciones Unidas, precisamente en un momento en el que Sánchez se dispone a gobernar en coalición con un partido comunista que hace ostentación de su antiatlantismo. Don Felipe estuvo oportuno y certero, y sus palabras fueron un bálsamo para una institución como la militar, que ha sido asediada, coaccionada y criminalizada por la extrema izquierda que ahora se dispone a gobernar España.
No es de recibo que Sánchez se mantuviese en absoluto silencio durante la sesión de investidura mientras sus cooperadores necesarios en el desmontaje del andamiaje constitucional se jactaban en su extorsión al Estado de Derecho, o mientras directamente insultaban al Rey. La Corona es la clave de bóveda de la Monarquía parlamentaria que rige los destinos de nuestra nación. Y protegerla, incluso aunque Sánchez oponga sus reservas por mezquinos criterios de oportunismo político, es una obligación legal que en las últimas horas no se cumplió ni por parte del poder Ejecutivo ni por parte del Congreso. La permisividad sumisa y claudicante con quienes ofenden a la Corona no debería formar parte del proyecto del PSOE. Su sometimiento a ERC, a Bildu o al PNV, dada la gravedad de su chantaje contra nuestro ordenamiento y contra el sistema institucional en que se sustenta la democracia, resulta indigno de un partido que sigue fingiendo defender la Constitución. La Carta Magna se defiende como lo hizo ayer el Rey, no con el mutismo cobarde de un socialismo arrodillado al separatismo.