El Universal – Elides J. Rojas
No es para menos. La bomba atómica la puso el castrocomunismo chavista y la detonó durante 20 años sobre Venezuela. No fue un solo hongo. Desde el aire se observan miles de hongos. No se salva nada. Ni la gran mayoría de los venezolanos. Apenas una cúpula vive sus días de gloria. Un poco asustados, pero forrados de plata. Y hasta ahí. Lo demás está por venir. Y hasta ahora lo que hay es prensa, preocupación, anuncios, amenazas, declaraciones, sanciones. Nada más.
Mientras llega el momento de comenzar de nuevo, porque llegará, revisemos muy por encima los elementos que la sociedad venezolana y los siguientes gobiernos deben reconstruir. O debemos, aunque eso no se sabe. Depende del tiempo en que ocurra el nuevo conteo. Porque algo debe estar claro: lo que Chávez, Maduro y el grupito destruyeron, no será reconstruido por ellos. Al contrario. Cada día de comunismo, con las mismas medidas y acciones, hará el trabajo más complicado para los que vengan después. Veamos algunos puntos.
Las instituciones públicas. Reinstitucionalizar así le dicen los expertos. La verdad es que nadie cree en nada. Ni en TSJ ni en Fiscalía ni en tribunales ni en Asamblea Nacional. Menos en la Asamblea Constituyente y muchísimo menos en el Consejo Nacional Electoral. El llamado Poder Moral solo existe para fregar opositores. De hecho ningún Poder Público resiste la más mínima revisión según los estándares democráticos internacionales. Aquí hay un trabajón. Y muy serio. De ahí depende todo lo demás.
Las FABV. Los mismos militares lo dicen. Patria socialismo o muerte, fue primero. Luego socialistas y profundamente chavistas. ¡Viva Chávez! ¡Chávez vive! Eso lo dice todo. Además están en todos los ministerios. Son gobierno. Son parte del peor gobierno de la historia venezolana. Y aparecen en cualquier cosa rara que se haga pública por ahí. Nada que ver con una fuerza profesional y moderna. Otro trabajón aquí.
Otras instituciones. Sindicatos, gremios profesionales, empleados públicos, sectores profesionales. O no existen o están absolutamente anulados. No pueden discutir ni siquiera un contrato colectivo. Y menos elegir una directiva. El chavismo los dinamitó. Y en una sociedad democrática son parte de la médula.
La economía. El mayor desastre de la historia reciente en todo el mundo. Bastó la gran idea de tomar el ejemplo de Cuba y los consejos de un dinosaurio español de Podemos empleado de Monedero que vive y come en Miraflores. Inflación sin control, BCV destartalado, control de tasas usadas como arma, control de precios y cambio usados como munición para perseguir. En esta área hay un trabajo titánico y vital.
Aeropuertos. Ni el Simón Bolívar está exceptuado. Venezuela no tiene aeropuertos de estos tiempos. Tiene unas malas pistas de aterrizaje con unos techos para que la gente espere. Basta comparar con otros países y se verá la diferencia generada en solo 20 años.
Líneas aéreas nacionales e internacionales. Las locales quebradas a punta de controles de precio, falta de divisas y amenazas. Las internacionales, salvo algunas muy resistentes, espantadas al incumplirles promesas de pago de dólares comprometidos a tasas preferenciales desde tiempos del comandante supremo. Una deuda mil millonaria las mantiene a la espera de mejores tiempos y más responsabilidad.
Abastecimiento de alimentos y medicinas. El mismo cuento. La persecución como norma, la prisión, el juicio, la amenaza destruyeron muy rápido el autoabastecimiento. Y en materia de medicinas, no cumplir a los laboratorios con los pagos acordados de dólares en tiempos de Cadivi y Cencoex puso a los venezolanos a morirse por puro amor al socialismo chavista. No hay medicinas porque el gobierno no pagó a los laboratorios. Tampoco produce. Y el chavismo tampoco tiene dólares para importar. Tamaño reto para los que vengan.
Regiones. Si Caracas parece un pueblo de un país africano en los años 60, el interior de Venezuela ya no tiene ciudades. Tiene aldeas. Ni siquiera tiene gobierno. Tiene empleados del gobierno central, tiene asalariados del Ejecutivo. Para los nuevos gobiernos la reconstrucción será un trabajo de generaciones.
Policías. Todas las policías. No hay una sola que no sea sospechosa de ser más bien del otro lado, del lado de los malos. Nadie confía en un policía parado en la calle y menos de noche. Basta ver la cantidad de informaciones sobre delitos graves en los que aparecen involucrados agentes o militares. No es un invento. Habrá sus excepciones también. Pero, lo innegable, es que lo actual no sirve.
Relaciones internacionales. Más de la mitad del mundo rechaza al gobierno venezolano. Un nuevo gobierno no cambia eso así no más. Profesionalizar el servicio exterior para comenzar. Nada de franelas rojas ni cadenas anti países impulsadas desde el Foro de Sao Paulo. Reconstruir es poco.
Comercio exterior. Relacionado al anterior, pero rodeado de una imbatible seguridad jurídica. Mientras impere “yo hago lo que me da la gana” esto no arrancará. Y menos con insultos en televisión. Y, por si fuera poco, hay que pagar miles de millones de dólares que la irresponsabilidad chavista dejó colgados. Otro trabajo para Mandrake y otros magos.
El deporte. La generación de oro siempre fue pura propaganda. Muy cubana la concepción. La verdad es que actualmente Venezuela no puede ir a los eventos internacionales por falta de dólares. Menos podrá entrenar adecuadamente a los atletas. La revisión, en segunda prioridad, puede llevar años. Muchos años.
Industria. Tal vez devolver las empresas expropiadas a sus verdaderos dueños, si acaso las quieren, pueda servir para comenzar. De lo contrario varias décadas de inversión privada con la seguridad jurada de que el modo chavista no volverá, costará tener una suficiente producción interna. Y créditos, muchos créditos.
Comercio. Casi todo está quebrado. El comercio exitoso actualmente en Venezuela es el mercado negro y el bachaqueo y eso sí que es cívico-militar. Recomenzar. Seguro. Con sangre, sudor y lágrimas.
CVG. En poder de mafias y absolutamente quebradas todas las empresas que la componen. Igual ocurre con la minería en manos de mafias. Privatizar con seguridades es una clara opción. Y el chavismo que ni hable. No tienen moral para obstaculizar.
Pdvsa. Solo creando una nueva empresa y abriéndola al capital externo se podrá contar con una producción decente a la vuelta de unos años. Mientras solo va en caída libre y tan quebrada como todo lo que toca el comunismo y la corrupción. Horizonte: al menos 10 años de trabajo.
Sistema de salud. Absolutamente destruido. Trabajo para 10 años también
Sistema educativo. Primaria, bachillerato, universitario, técnico, postgrados, especialidades. Todo, sin excepción, dinamitado e ideologizado. Reconstrucción eterna y suprema
Seguridad ciudadana. Escóndanse mientras se procede a la reingeniería. Esta etapa será muy difícil, pues el hampa y los pranes y los colectivos, tienen las armas y se acostumbraron a ser los dueños. Mandan. Son gobierno paralelo.
Cárceles. Vinculado al tema anterior. Difícil tarea para los nuevos gobiernos. Mafias y poderes invisibles les tocará enfrentar. Ligados a drogas y secuestros. Muy poderosos.
Vialidad, carreteras, autopistas, calles, avenidas. Miles de millones de dólares. Privatizar sin pena. O sale burro, mula y caballo.
Recolección de Basura. Privatizar. De resto imposible.
Agua potable y servida. 20 años al menos, según los expertos. Destrucción total
Sistema eléctrico. Otra vez privatizar. Se robaron los dólares y no hicieron nada nuevo. Ni siquiera mantenimiento. Esto es de imposible recuperación sin inversión privada y externa. Gracias Chávez, gracias Fidel.
Seguridad jurídica. Dejar atrás el socialismo pirata y el centralismo. Voluntad política y leyes que se cumplan. Recuperar la confianza. Años por delante. Muchos años.
Fronteras. Un poco de trabajo serio para los militares. Algo deben hacer en los nuevos tiempos. Pero esta es otra área totalmente salvaje y en manos de cualquiera menos del país. Ahí mandan desde mafias hasta grupos guerrilleros. Y otros países ya casi llegan a Caracas.
La diáspora. Si los jóvenes observan que lo anterior va en serio y los resultados aparecen, volverán. Seguro que volverán. Habrá mucho qué hacer en esta tierra azotada por un huracán ideológico y de incapacidad inédito en al menos 100 años.
Se espera la ayuda de los Dioses del Olimpo, Súperman, Mandrake, Batman, unos diez premios Nobel, casi toda la banca internacional, toda la Orden Jedi, Bill Gates y hasta el Real Madrid y el Barcelona juntos.
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