Laura Louza Scognamiglio
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Otra referencia, esta vez jurídica, data de 2014. Con la reforma de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, mediante Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, el Ejecutivo Nacional incorporó en el artículo 59 un sistema de protección para la paz, en el cual integra además de todos los niveles políticos territoriales, al “pueblo organizado y las instancias de gobierno comunal”, a fin de promover y ejecutar un nuevo modo de planificación de política criminal y la consecución de los planes en materia de seguridad ciudadana contra amenazas externas e internas a la seguridad de la Nación.
Atendiendo a estos antecedentes, debe advertirse que la Red de Articulación y Asociación Política, ideado en el marco de unas elecciones, se concibe como un grupo de inteligencia de ciudadanos mucho más peligroso que los anteriores modelos, pues pretende imponer un método de hostigamiento político sistemático de forma más radical y efectiva contra cualquier persona que sea adversaria al gobierno y a su partido, a fin de coadyuvar y preservar la revolución bolivariana a toda costa.
Esto es muy preocupante, pues esta actividad de persecución y vigilancia a partir de la RAAS revive las experiencias históricas de los delatores o “defensores del Reich” en la Alemania nazi, o de los informatori de Benito Mussolini en la Italia fascista. También lo ocurrido con los espías de la Stasi, policía secreta de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), o de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), creados por Fidel Castro en Cuba que sirvieron, justamente, para amenazar y atacar a los supuestos enemigos de la revolución cubana.
2. La creación de la RAAS configura una arbitrariedad que atenta contra la libertad, los valores republicanos y el pluralismo político.
La implementación de este instrumento de represión llevará al país a un estado de confrontación más aguda que el actual, fracturando aún más la débil convivencia pacífica y vida democrático republicana del país, además del irrespeto a los derechos humanos.
La expuesto evidencia que la RAAS es un mecanismo contrario a la Constitución de 1999 y al resto del andamiaje jurídico venezolano, sobre todo por colocarse al margen de los derechos fundamentales protegidos en el texto constitucional, incluso en tratados internacionales:
a. Niega la vigencia de la Constitución al pretender ejercer un control total y absoluto del Estado sobre la sociedad venezolana a través de la vigilancia y el temor que desplegaría para atacar a la disidencia política del país.
b. En razón de lo anterior, también supone la negación de la dignidad humana, la paz y el pluralismo político (artículo 2 de la Constitución) valores fundamentales del sistema venezolano, al criminalizar y atacar a toda persona que piensa diferente.
c. Es un atropello a la privacidad (artículo 60 de la Constitución) y a las libertades individuales consagradas en el texto constitucional, especialmente a la libertad de expresión del pensamiento (artículo 60); al derecho a manifestar pacíficamente (artículo 68); al derecho a participar políticamente (artículo 62); al derecho al sufragio (artículo 63); al derecho a la asociación (artículo 67); y, al derecho a la democracia (artículo 2).
Con esta regulación, el poder que tiene el Ejecutivo Nacional sigue despojando a los venezolanos de su dignidad y de la posibilidad de ejercer sus derechos como exigen la Constitución y las leyes.
¿Y a ti venezolano, cómo te afecta?
La RAAS no es un medio adecuado para resolver la actual crisis que vive el país. Al contrario, busca empeorar y complicar la situación de la población venezolana cada vez más ensombrecida y desesperanzada, pues sobre todo, y es lo más alarmante, pretende dividir a la población al convertir a un grupo en “enemigos” frente a otro calificado de “amigos”, que serán los cómplices del Gobierno por delatar a los primeros.
Como consecuencia de esta confrontación entre venezolanos que promueve el régimen, está claro que éste intenta profundizar la polarización política que domina actualmente, y con ello la conflictividad, fomentando más la crisis y la inestabilidad que se vive. Ninguna duda cabe que, de momento, la dictadura de Nicolás Maduro busca ejercer más represión contra sus adversarios.