Daniel Fermín Álvarez – 7 de julio de 2017 La escena es brutal. Hombres armados y encapuchados asaltan el Palacio Federal Legislativo. Atacan con cohetones, palos, cabillas. Abren fuego, a plomo limpio. En el suelo, el diputado Armando Armas yace herido, sangra, mientras una rueda de mercenarios lo ataca sin cesar. En otro punto, el diputado Américo De Grazia cae herido, también sangra y convulsiona. No son los únicos: diputados, periodistas, trabajadores, todos víctimas de estos que, lo hemos dicho antes, no son hijos de Bolívar, sino de Monagas. Viendo los toros desde la barrera está el coronel Lugo con Seguir leyendo