Cuando Nicolás Maduro asumió la presidencia dijo en su discurso que la corrupción se estaba tragando a la Patria y luego pidió poderes especiales para enfrentarla. Se trataba de una mentira más. En tres años no se ha hecho nada efectivo para combatir el complejo problema de la corrupción en Venezuela. Por el contrario, son muchas las evidencias que demuestran cómo desde Miraflores se ha impuesto un sindicato del crimen que ofrece respaldo y complicidad a los corruptos. Sobran ejemplos. Destaca ahora el caso de Wilmer Ruperti, un conocido contratista del régimen al que Pdvsa supuestamente adeuda 700 millones de Seguir leyendo