Nicolás Bianco 1 de febrero 2015 – 12:01 am – El Nacional (*)
En el contexto del atroz ambiente de muertes, criminalidad, censura, represión y del devastador sufrimiento social de la casi totalidad de los 29 millones de conciudadanos, todo generado por la dictadura militar madurista, las universidades públicas autónomas libramos nuevas e intensas jornadas de lucha y resistencia en contra de la antiuniversidad.
Nos acompañan las universidades de gestión privada de indiscutible talante democrático y las familias de cerca de un millón de estudiantes. Es una lucha profundamente civil que se ampara en el ejercicio de la Constitución Nacional, en la defensa a ultranza de la autonomía universitaria y en meritorios esfuerzos por garantizar calidad y vigencia académica.
La antiuniversidad tiene su sede en los cenáculos del chavismo madurismo militar y su actual brazo ejecutor es el recién instalado Ministerio de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación. El militarizado Consejo Nacional de Universidades se emplea como fachada pseudodemocrática y el fraudulento Plan de la Patria con el carácter de manual doctrinario.
La antiuniversidad actúa con objetivos precisos. Detener y acabar con los novedosos procesos académicos y de generación de conocimientos que imparten nuestras universidades y así transformarlas en operadoras adicionales del descomunal engaño de “formación universitaria” que caracteriza a las estructuras oficialistas de educación superior.
Sólo entre la Unefa, la Universidad Bolivariana y las 1.340 aldeas universitarias, manejadas íntegramente por la dictadura, se registra una matrícula de 800.000 bachilleres. Se vende la masificación y la municipalización como el legado del “Estado Docente Socialista” para el desarrollo nacional, propuesta que fue rechazada mayoritariamente en el referéndum nacional de noviembre de 2007. Otra de las tantas violaciones de los derechos constitucionales y humanos de los venezolanos.
Mientras nuestras universidades someten voluntariamente sus resultados y publicaciones al juicio de pares internacionales (por ejemplo, la UCV ocupó en el ranking QS de 2014, con sede en Inglaterra, el puesto 27 entre 300 universidades latinoamericanas), en las universidades oficialistas los planes de formación de pre y posgrados son secretos, nadie conoce los laboratorios de investigación, la política de contenidos y diseños curriculares ni del fortalecimiento docente y estudiantil, la gestión de conocimiento y los repositorios, la educación a distancia, en fin las múltiples y complejas estructuras académicas y de virtualización que exige la sociedad de la información y el conocimiento a una institución universitaria del siglo XXI.
La vicariante dictadura, catalogada por el mundo democrático en términos de “estado forajido y corrupto”, pretende ahora apoderarse del 100% de los nuevos ingresos de bachilleres a las universidades autónomas mientras ejecuta la guillotina presupuestaria en medio de la ruina económica nacional y como si fuera poco, con el perverso objetivo de aumentar la diáspora docente, continúa desconociendo las deudas 2005/2014 con todo el sector universitario por concepto de normas de homologación, niega las nuevas tablas salariales que las universidades han propuesto mientras se acumulan fundadas dudas sobre la fórmula y el cálculo de prestaciones sociales y pasivos laborales acumulados.
Nuestra lucha no cesa. Exhortamos a los recién electos representantes estudiantiles que conforman el nuevo cogobierno de la UCV, que unan esfuerzos para fortalecer su Alma Mater. Venceremos la antiuniversidad y vendrá la libertad.
@nbiancoucv
(*) Este artículo fue publicado hace más de un año y su vigencia sigue presente.