La hora de la justicia
Julio César Arreaza B
El pueblo venezolano votó por un cambio para resolver la crisis humanitaria de alimentos, salud, seguridad, justicia e inflación que lo agobia, y lo expresó eligiendo una nueva Asamblea Nacional, el poder público con mayor representatividad del espectro nacional. El régimen suicida reacciona ante la mayoría evidente desacatándola a contrapelo de las corrientes contemporáneas, y se muestra contumaz en el irrespeto de la libre expresión de la soberanía popular. Se niega al dialogo nacional sincero y no tramposo.
El General Padrino aparece en cadena nacional ofendido y ofuscado porque retiran del Congreso unas gigantografías del difunto Chávez y del Bolívar falso, según la Academia de la Historia, y guarda un silencio indigno ante la tenencia, exhibición y uso de armas de guerra en las cárceles. Todo un contraste de actuación pública de unas cúpulas militares de espaldas a la nación venezolana, que no es compartida por la oficialidad joven que repudia la patética conducta de sus superiores.
En la próxima sesión la Asamblea Nacional comenzará a discutir la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional, que resulta un instrumento necesario para enfrentar la situación actual y buscar la tranquilidad de los venezolanos. La reconciliación está desarrollada estructuralmente en el marco de la ley, lo cual ayudará a superar la parte de la crisis que significa tener a gente injustamente privada de su libertad. Amnistía entiéndase bien no es impunidad sino justicia para recuperar el equilibrio institucional. Nadie ha sido imputado ni en las sentencias quedaron establecidos delitos de lesa humanidad.
La Ley de Amnistía y Reconciliación cerrará un capítulo oscuro y oprobioso, ella será el producto de la conciencia política y jurídica de la república, caracterizándose por una redacción inteligible, clara, directa y de fácil entendimiento. Se le pondrá fin a los enjuiciamientos abyectos y cobardes con manipulación de pruebas, con ausencia de autonomía e injerencia de otros poderes en el sistema de justicia.
La ley establece principios y controles que garantizan su cumplimiento, y prescribe sanciones claras para los jueces y autoridades que no le den cumplimiento e irrespeten los lapsos procesales que permiten la liberación de los presos políticos; y contra aquellos funcionarios que nieguen las condiciones de participación de quienes son parte del proceso. Absoluta transparencia reflejará la tan ansiada ley.
Los demócratas queremos y apostamos por un futuro venezolano de transparencia, legalidad, justicia y libertad, lo estamos construyendo juntos y pondremos fin a las cataratas de mentiras e infamias que son la marca de fábrica del régimen forajido que padecemos.
No más prisioneros políticos, ni exiliados!