Un día es el aceite de cocina, otro las frazadas de limpiar el piso o el detergente de fregar, pero siempre hay un producto que de buenas a primeras se pierde de los estantes y no aparece ni en los mercados racionados, ni en las tiendas que venden en pesos convertibles, "ni en los centros espirituales" dicen algunos. Cuando se pierden los huevos, casi nunca es culpa de las gallinas, sino de una mala organización en la producción o la distribución. El huevo es un protagonista clave en la dramática situación alimentaria de los cubanos. Es, como dice mi vecina Seguir leyendo