El pasado jueves 16 de octubre en los locales de la Fundación Sabino Arana y a sala llena, más de 130 personas, tuvo lugar la conferencia del P. Luis Ugalde sobre la situación de Venezuela. Acudió el Lehendakari Ardanza, el rector de la Universidad de Deusto, el consejero Erkoreka, y muchos vasco venezolanos y venezolanos vascos.
No se movió nadie de la silla. Con un esquema claro, el P. Ugalde describió los síntomas de la enfermedad que vive Venezuela: inflación, inseguridad, falta de liquidez, ruina de la industria petrolera, dogmatismo del chavismo queriendo destruir la empresa privada…
Tras esta descripción contó cómo se había llegado a semejante situación de deterioro total, habló de la oposición y puso sobre la mesa las cosas que creía se debían hacer.
Hubo una ronda de casi veinte preguntas de todo tipo y tras dos horas y un txakolí, nos fuimos a casa. Había gente que había venido de Donosti y Bergara a escucharle.
A Ugalde, ex rector de la Universidad Católica, no le importa mojarse en política. Lo cree una obligación. Su receta actual es ésta:
Venezuela necesita que el creciente malestar socioeconómico y la indignación contra la corrupción e ineptitud gubernamental se expresen en movilizaciones que incluyan las elecciones parlamentarias de 2015. Votar para el cambio, y al mismo tiempo asumir con vigor los malestares de la población para transformarlos. Vemos tres tareas urgentes para ello:
1.- Nuevo CNE y movilización. Todo venezolano está obligado a rechazar las violaciones de la Constitución (art. 333). Ella establece que “el Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos” (art. 296) y que “los órganos del Poder Electoral garantizan la igualdad, la confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales, así como la aplicación de la personalización del sufragio y la representación proporcional” (293). Millones de venezolanos sabemos que esto se viola y que el CNE en todos los procesos electorales actúa como ficha del gobierno. Ahora, cuando el ambiente y las encuestas indican el profundo malestar nacional y el clamor por un cambio en paz, dentro del marco democrático constitucional, el gobierno más que nunca se aferrará al partidismo y militancia de la mayoría de los cinco miembros del CNE y de sus diversas instancias regionales y locales.
Sería trágico que en el actual desastre nacional el régimen triunfara en las parlamentarias de 2015 y sería una falta imperdonable de los opositores que, por miopía o intereses particulares, le dieran ese triunfo. Para los demócratas es prioritario no permitir ni trampa ni ventajismo anticonstitucionales en el proceso electoral; entre ellos hay diversas opiniones sobre varios puntos, pero lo fundamental es lograr consenso y una movilización vigorosa para no regalarle al actual mal gobierno ese triunfo. Unidos para lograr del gobierno un proceso electoral limpio. El nuevo CNE debe ser equilibrado políticamente, y no de 4 contra 1, a favor del gobierno, ni tampoco de 3 contra 2 violando la Constitución. El gobierno más que nunca se aferrará al partidismo y militancia de la mayoría de los 5 miembros del CNE y de sus diversas instancias regionales y locales; solo cederá ante una formidable movilización nacional e internacional exigiendo un equipo arbitral imparcial con garantía para todos por igual. Urge este nuevo CNE. La oposición, atropellada en el pasado, debe unirse sin grietas en torno a esta batalla de la que dependen las demás batallas políticas por el rescate de la democracia. Será imposible sin una movilización de las diversas instancias de la sociedad, y no solo de los partidos políticos. Esta es una bandera unificadora que marcha junto con el inmenso deseo de cambio en el país: organizaciones de derechos humanos, estudiantes, gremios y sindicatos, universidades, iglesias, empresarios, otras instancias de la sociedad civil, partidos políticos… Una gran movilización nacional e internacional de este tipo se volverá irresistible y dejará en evidencia a un gobierno antidemocrático, si este se niega a cumplir la Constitución. Tiempo habrá más adelante para los cambios en la Constitución o de la Constitución. Ahora urge que este régimen, que tiene gravemente enfermo al país, no salga reforzado el año que viene con votos por falta de visión y decisión de los dolientes del desastre para exigir un CNE imparcial y constitucional.
2-. Pronta lista unitaria de candidatos. Además, la oposición para ganar de modo contundente la mayoría de diputados tiene que activar, ya sin demora, la escogencia de los candidatos, por consenso o por primarias, mecanismos exitosos que en el pasado sirvieron para decidir las candidaturas y, luego, en la sustitución de los alcaldes de San Cristóbal y San Diego, para que el voto resultara un espaldarazo a los dos alcaldes arbitrariamente destituidos y apresados.
3-. Movilización social y voto decidido. Las elecciones están cerca y hay rumores de que el Gobierno, consciente de su creciente deterioro, quiere adelantarlas, pues teme una derrota contundente. Además, tratará también de dividir a la oposición y de fomentar su abstención. Sin renunciar a las diferencias legítimas, y combinando con otras muchas e importantes luchas sociales y políticas que recojan el malestar de la población y defiendan a esta de la corrupción y de la ineficiencia gubernamental, hay que ganar la batalla clave de 2014-15, y desde ya movilizarse para cambiar la composición y actuación anticonstitucional del CNE. Movilización plural hasta lograrlo. En todo caso votar, votar y votar contra viento y marea, llueve o truene.