José Guerra. El Nacional, 27/07/2014.
Lo que sucede con las estadísticas económicas en Venezuela es una aberración. Debido a la elevada inflación y a la caída de la actividad económica, la solución que el presidente del BCV y el jefe del INE encontraron al problema fue la de dejar de publicar las cifras en las fechas previstas. Efectivamente, los datos de inflación los elabora el BCV y el INE conjuntamente mientras que las cifras del producto interno bruto (PIB) y la balanza de pagos es responsabilidad del BCV. Así, ya entrando en las postrimerías de julio de 2014, todavía no se ha dado a conocer las cifras del comportamiento de los precios durante el mes de junio, no obstante que el BCV está obligado a hacerlo en los primeros diez días del mes siguiente al concluido, de acuerdo con el Sistema de Divulgación de Datos suscrito por el ente emisor.
Por su parte, lo correspondiente a los datos del PIB y la balanza de pagos del primer trimestre de 2014 han debido publicarse el 15 de mayo de 2014 y hasta ahora no se ha hecho. El colmo del irrespeto al ciudadano venezolano es que la última balanza de pagos publicada corresponde al tercer trimestre de 2013. En lo relativo a la gestión fiscal y presupuestaria a cargo del Ministerio de Finanzas, el atraso es mayor todavía debido a que los datos editados son los de 2011.Ni en la dictadura del Pérez Jiménez dejó el BCV de publicar sus cifras oportunamente. Esto puede ser el inicio de una etapa de oscurantismo estadístico en Venezuela.
Mientras más se piensa en el objetivo de este ocultamiento de las cifras menos lógica se le encuentra porque las cifras se terminan conociendo. Todo es costo y ninguno el beneficio con el agravante de que los grandes perdedores en toda esta trama son el BCV y el INE, cuyas reputaciones están hundida y con ella la de quienes dirigen esas instituciones. Sobre las cifras de inflación pesa ahora la sombra de la duda y no es para menos.
Eso tal vez a Merentes ni le va ni le viene porque en vista de lo que se conoce de lo que es su conducta en el BCV, él anda en otros menesteres muy alejados de lo que es la conducción del ente emisor. Merentes está en otra cosa. El caso de Elías Eljuri es distinto por cuanto siempre fue una figura pública, autoridad universitaria y a quien su credibilidad y prestigio si le importa. Cuando ambos en algún momento dejen los cargos que hoy ocupan, cómo van a explicar, si les toca, este genocidio que han provocado a la memoria estadística de Venezuela. Ya el agua derramada no se puede recoger, lamentablemente para Eljuri, a quien le falto firmeza para oponerse a alguna orden superior que lo instruyó para que las cifras no se publicaran.
Una asignatura pendiente en Venezuela, entre otras, es la de rehacer el sistema estadístico nacional, contando para ello con el equipo técnico que hoy labora tanto en el BCV como el INE y que claramente están descontentos con esta situación.