En el blog de Leonardo Padrón, se narra la declaración de una madre tachirense, sobre las violaciones a los más elementales derechos de una madre y su hija, que refleja las mismas violaciones a muchas otras personas cometidas por la Guardia Nacional Bolivariana en Rubio, Edo Táchira. Uno se pregunta ¿Quién es el responsable de dirigir esa orgía de odio? ¿Cuales oficiales deben acreditarse esa concepción de atropellos y violaciones a los Derechos Humanos? ¿Llegarían ellas hasta la Ministra de la Defensa y todos los cuadros intermedios que avalaron semejante conducta? El silencio es cómplice, y por omisión hay muchas otras personas involucradas.
Hoy cuando se está votando en San Cristóbal, hay testimonios de motorizados armados que salieron de posadas temprano en la mañana con el evidente propósito de amedrentar. ¿Por qué en posadas? Porque no eran del Táchira. Eran matones pagados por el Estado, importados, ajenos al gentilicio tachirense, adoctrinados fuera de las fronteras nuestras, mientras al mismo tiempo, en Los Galápagos, se le miente al Mundo sobre nuestra situación. Esos impúdicos gestores de la mentira, también son culpables. No aguantarían un juicio de Núremberg.