Las decisiones del Gobierno sobre la libertad y el Cesspa, son copia de algo superado
MONS. BALTAZAR PORRAS | EL UNIVERSAL
sábado 26 de octubre de 2013 12:00 AM
La realidad política de Venezuela no ha coincidido con la de AL en el último medio siglo. En 1979 en Puebla, México, el episcopado latinoamericano señaló que uno de los problemas era la doctrina de la “seguridad nacional” que convertía a los gobernantes en violadores de los derechos humanos.
Venezuela tenía, se decía, una democracia estable. Al cabo de cuatro décadas, a contrapelo, se apropia de aquellos postulados para atornillarse en el poder. Las decisiones del Gobierno que restringen la libertad ciudadana y el Cesspa, entre otras, no son sino una copia al carbón de algo que parecía superado. Vale la pena releer algunos párrafos de Puebla para caer en la cuenta del precipicio adonde nos quieren llevar.
Se constata que, “Las ideologías de la Seguridad Nacional han contribuido a fortalecer el carácter totalitario o autoritario de los regímenes de fuerza de donde se ha derivado el abuso del poder y la violación de los derechos humanos. En algunos casos pretenden amparar sus actitudes con una subjetiva profesión de fe cristiana” (49). “Pone al individuo al servicio ilimitado de la supuesta guerra total contra los conflictos culturales, sociales, políticos y económicos y, mediante ellos, contra la amenaza del comunismo” (ahora del imperialismo). “Frente a este peligro permanente, real o posible, se limitan, como en toda situación de emergencia, las libertades individuales y la voluntad del Estado se confunde con la voluntad de la nación. El desarrollo económico y el potencial bélico se superponen a las necesidades de las masas abandonadas. Aunque necesaria a toda organización política, la Seguridad Nacional vista bajo este ángulo se presenta como un absoluto sobre las personas; en nombre de ella se institucionaliza la inseguridad de los individuos” (314). El que tenga ojos que vea.
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