AL COMPÁS DE LA CIENCIA
GIOCONDA SAN BLAS
En 1929, José Stalin colocó al improvisado agrónomo Trofim Lysenko a cargo de la Academia de Ciencias Agrícolas de la Unión Soviética, con el designio de detener la propagación de supuestas ideas contrarias al ideal marxista entre los científicos. A tal efecto y bajo el cargo de traición a los planes soviéticos, Lysenko expulsó, encarceló o llevó a la muerte a cientos de ellos, a la vez que frenó el impulso de la genética en la URSS.
En una inverosímil desviación política de las leyes biológicas, sumada a la colectivización agrícola en la URSS, los desvaríos pseudo-científicos de Lysenko causaron un desplome catastrófico en la producción agrícola y una cruel hambruna, cuyo saldo mortuorio va entre 4 y 10 millones de personas, de los que Lysenko no dio cuenta ante la ley, ni aún después de su caída en 1965.
Recuerdo esta historia, con la distancia del caso, al revisar los conceptos que de la ciencia hacen gala los funcionarios del ramo quienes al igual que Stalin y Lysenko, privilegian las improvisaciones de “cultores de la ciencia” sobre la ciencia rigurosa practicada por investigadores formados. De un registro de 3 mil de ellos, pasamos por arte de magia a más de7 mil en un lustro, una vez relajados los criterios de selección. Los expertos en temas agropecuarios, que los hay en la lista, poco pueden hacer cuando al margen de los progresos científicos en la materia, el Ministerio de Agricultura y Tierras (MPPAT) está lanzado a una política de colectivización y confiscación que nos regresa a la era del conuco.
Consecuencia de tales dislates y de los miles de hectáreas de tierras que el Gobierno ha confiscado, entre 2007 y 2012 la contracción en los rendimientos de productos agrícolas fue colosal: maíz 40%, arroz 30%, sorgo 78%, caña de azúcar 32%, café 42% y papa 47%. Se salvan cebolla, pimentón y naranja, con incrementos del 6%, 31% y 62%.
De los 20 a 22 millones de toneladas (Tons.) de alimentos que requiere el país para abastecer la demanda, se producen 15. El resto hay que importarlo, a un costo que superó en 2012 los US$ 8.000 millones en “agricultura” de puerto. Sólo las importaciones de café, maíz y arroz ese año equivalieron a más de 600 mil hectáreas cultivadas en 10 países, para regodeo de los agricultores extranjeros, beneficiarios de nuestra política agropecuaria.
Mientras tanto, las maquilladas cifras oficiales nos hablan de aumentos mágicos en todos los rubros deficitarios. En la Memoria del MPPAT, 300 mil Tons.de carne bovina se convierten en 637 mil; 6 millones Tons. de caña en 8,1; ó 1,5 millones Tons.de maíz en 2,1. Entre tales entresijos se perdió la FAO para adjudicar el controversial premio a Venezuela como país exitoso en materia alimentaria.
¿”Ciencia para el fortalecimiento de la soberanía agroalimentaria”, como alardea el Ministerio de Ciencia y Tecnología? Teatro… lo tuyo es puro teatro (La Lupe).
Política
Jueves 11 de Julio de 2013 |Pag. 4
TalCual