La boliburguesía: una anti-clase.
Paula Vásquez
Se ha repetido mucho la afirmación de que la boliburguesía es una nueva clase social, que es la nueva clase social producto de las políticas de la revolución. Políticas que proclaman una repartición de la renta petrolera que en principio debería reducir las desigualdades sociales pero que al final lo que hizo fue favorecer a todos aquellos grupos e individuos que supieron posicionarse bien para beneficiarse de las redes de corrupción y de las prácticas de despilfarro, sobrevaloración de precios y un largo etcétera que ha funcionado en los sucesivos gobiernos de Chávez.
Repasemos conceptos, sin querer ponernos fastidiosas.
Los sociólogos no están de acuerdo en la definición de clase social. “Clase dirigente”, “clase dominante” y “élite” no generan mucho consenso sino que más bien son ejes de discusión. A los sociólogos marxistas les salía urticaria al hablar de clase dirigente en la Unión Soviética, por ejemplo, porque si el proletariado está en el poder, entonces no puede haber clase dirigente. Por eso Raymond Aron les sacaba tanto la piedra. Algo similar pasa con los intelectuales que defienden a la revolución, hablar de boliburguesía pone en tela de juicio la idea de que en Venezuela es el pueblo el que está en el poder. Claro, ya a estas alturas, hasta el chavista más ingenuo sabe que Diosdado no es el pueblo y que, a Dios gracias, el pueblo no es Diosdado.
Pero volvamos a la clase social: la existencia de la misma supone que haya un grupo que defiende sus intereses con coherencia y que actúa en función del futuro. Y en sociología clásica recordemos el manual de Duverger, aquel súper manoseado, donde hablaba de las relaciones entre las clases sociales y los partidos políticos. Y uno se pregunta en Venezuela: ¿cuál es la naturaleza de esa relación entre clase y partido que impera entre la boliburguesía y el PSUV? La respuesta no es obvia ni salta a la vista. La boliburguesía no es una clase que defienda sus intereses a largo plazo, más bien parecen un grupo de apostadores alrededor de una ruleta rusa en un casino. Se lo juegan todo, ya verán qué pasa mañana, total no hay logros que defender que hayan costado mucho trabajo. Ya lo decía Bourdieu, las clases se generan en un espacio social, donde se vincula el trabajo, la propiedad, el capital y que funciona a partir de un sistema de valores. Los boliburgueses no comparten el sistema de valores burgués donde se produce capital conjugando inversión junto con trabajo y tampoco el proletario, y tampoco el de Chávez, es decir, parecieran no tener valores al fin al cabo. No son proletarios porque ni viven de su trabajo sino que ganan un sueldo por haber tenido la oportunidad de conocer a la persona apropiada y estar en el buen lugar en el buen momento.
Por eso la imagen de los enchufados fue tan feliz para describir una situación social muy específica. Viven del azar, del mientras tanto y lo que quieren es subir en la escala social que su líder condenaba y despreciaba.
Son pues, una anti-clase perecedera, que no dejará nada una vez que cierren el casino y apaguen la luz.
TalCual -Aquí Opinan
Lunes 13 de Mayo de 2013 | Pag 16