Anoche, una vecina tocó a la puerta; eran cerca de las diez. Su nieto debía llevarle un regalo a la maestra y la señora buscaba papel de colores con que envolverlo. En algún lugar nos quedaba un pliego pintado con florecitas lilas, que resultó suficiente para cubrir un par de jabones y un creyón de labios. Hoy, el niño salió orondo, con el presente en las manos, hacia una escuela donde la música sonaba desde temprano en los altavoces. El día del educador ha sido, desde siempre, una gran fiesta en todos los colegios cubanos, un momento para que los Seguir leyendo