El experto en infiltración bolivariana acompañó a cancilleres del Unasur
Por Jorge Torres Romero y Marta Escurra
05 de Julio de 2012
Maximilien Sánchez Arveláiz es un conocido propagandista y experto en infiltración del plan bolivariano. En 2010 fue designado por Hugo Chávez como embajador de Venezuela en el Brasil. Es conocido como el “cerebro” del chavismo en el exterior. El hombre llegó mimetizado entre cancilleres del Unasur que estuvieron en Asunción y en todo momento acompañó a Maduro.
Mientras en esa reunión el exasesor jurídico Emilio Camacho intentaba explicar a los cancilleres los pormenores del porqué el Congreso Nacional no había aprobado la “cláusula democrática” de Usuahia II y por ello Unasur no podía usar ese argumento para presionar a los parlamentarios, Sánchez Arveláiz lanzaba amenazantes miradas a los fotógrafos. Cuando se percató de que lo estaban fotografiando, decidió inmediatamente cubrirse el rostro con su iPad.
Este diplomático venezolano, que es conocido como el “mimado” de Hugo Chávez, estuvo sentado discretamente a un costado de la mesa principal, detrás del canciller Nicolás Maduro.
Desde su iPad, en ocasiones tomaba fotografías, filmaba la reunión e informaba al Presidente venezolano, en tiempo real, de todo lo acontecido.
Además de reportar a Chávez, el motivo de la presencia de Sánchez Arveláiz era el de coordinar con “grupos sociales” paraguayos una confrontación para defender a quien estaba por ser defenestrado vía juicio político. Esta fue su principal tarea en nuestro país.
Para Chávez, es un estratega clave de su proyecto; para sus detractores, un agitador experto en infiltración bolivariana en el exterior.
Desde su desginación como embajador del Brasil, en 2010, estuvo abocado a diseñar e imponer los planes de penetración ideológica izquierdista en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay.
Sugirió a Maduro que arengue
En la estrategia de Sánchez Arveláiz de movilizar a los sectores sociales, también se sumó la de lograr que los militares no acaten la decisión del Congreso.
La convocatoria de los altos jefes militares a Palacio de López habría sido una propuesta del “cerebro” chavista, quien recomendó a Maduro asumir la actitud desafiante en la arenga a los jefes castrenses a fin de obligarles a sublevarse y a salir a las calles a favor del exobispo.
Infiltración bolivariana
Desde su llegada al Brasil, Sánchez Arveláiz, según publicaciones periodísticas, fue creando círculos bolivarianos en la región. La primera tarea es juntarse e identificarse con movimientos sociales que indirectamente terminan apoyando el proyecto chavista bajo un engañoso ropaje democrático.
Para esta misión no se escatiman recursos económicos, ya que destinan millones en las campañas que van desde financiar proyectos de sindicatos y comprar conciencias. Cuentan que Sánchez Arveláiz participa y se conecta para su plan con actividades y proyectos llevados adelante por anarquistas históricos, militantes que actúan bajo la identidad de periodistas o internautas, blogeros, universitarios, funcionarios y expertos en propaganda y manipulación. También lo conocen como el “Goebbels bolivariano”.
El argumento de los amigotes de Lugo es que no le dieron tiempo para su defensa, pero está claro que los cancilleres de Unasur, nuestro flamante canciller, y el itinerante Sánchez Arveláiz, tenían tiempo preparando el contraataque. No les salió el plan A, implementaron el plan B, la entrada de Venezuela al Mercosur en forma instantánea. Veremos ahora como se desarrollan los acontecimientos en Washington. Ya Paraguay no puede “venderle” nada a precio de dictador a Venezuela; no tiene nada que perder o mejor dicho ganar. Las informaciones que vienen de Uruguay sobre el ingreso de Mercosur son patéticas, y la conclusión, de que todo ese toque súbito de riqueza puede cambiar si Chavez pierde la presidencia, es por demás revelador.