El Euro y la Unión Europea: ¿Esta crisis tendrá salida?

El Euro y la Union Europea: ¿Esta crisis tendrá salida?

Luciano F. Reni

Martes, 15 de mayo de 2012

Estoy también convencido de que para varios millones de personas, especialmente del sur de Europa, no existe otra alternativa que la de aceptar enormes sacrificios en forma permanente, Personalmente, vislumbro inclusive la posibilidad de que, como consecuencia de ello, pueda llegar a correr la sangre en algunas regiones de Europa

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Foto: AFP

Estoy de acuerdo con quienes critican la rigidez de los alemanes pero también la visión cortoplacista de los españoles. Lo único que le agregaría a eso es que fueron tanto los gobiernos de derecha, como los de centro-izquierda, los que contribuyeron, en España, a lo que habría de culminar, tarde o temprano, en la formación de la burbuja inmobiliaria que terminó por reventar y, a raíz de eso, afectar gravemente su economía. Recordemos que el proceso altamente especulativo comenzó, a principio de los años 90, con la incorporación de grandes áreas de tierras agrícolas, suburbanas, bajo el gobierno del PP de Aznar, lo que duró tres quinquenios. Ese proceso finalmente pernicioso, al que le dio continuidad el gobierno del PSOE con Rodríguez Zapatero, ocasionó el inevitable colapso económico antes referido.

En Italia, por su parte, la coalición más nefasta, irresponsable y deshonesta que gobernó ese país, durante la mayor parte de las dos últimas décadas, la encabezó Berlusconi. Este personaje narcisista, desprovisto de calidad ética y moral, actuó con el apoyo irrestricto de su nuevo partido, Forza Italia, luego rebautizado PDL, así como de la derecha separatista (Lega Nord) y de los ex y neofascistas.

En cuanto a Francia, país marcadamente presidencialista, todos los presidentes del postguerra, con la sola excepción de F. Mitterand (1981-95) y del también socialista F. Hollande, hace una semana, habían salido de la derecha gaullista. De tal manera que a los socialistas no les quedó otra cosa, durante medio siglo, que “patalear”, mediante interminables protestas formuladas en el seno de la Asamblea Nacional. Dicho sea de paso, como es ampliamente admitido, tanto el PD italiano, el PSOE español, como el PS francés han abiertamente optado, desde hace muchos años y a imagen del SPD alemán, por aceptar y apoyar el sistema capitalista, de “libre mercado”, aún cuando bajo los necesarios controles estatales. En consecuencia, todos ellos se identifican hoy abiertamente con la corriente social-demócrata.

Por cierto, esa tendencia ideológica se ha venido manifestando últimamente también en los EE.UU., a raíz del balance negativo, preocupante, producto del mal desempeño de los gobiernos republicanos, especialmente bajo las presidencias de Bush padre y Bush hijo. Recordemos que al final de su segundo período, el demócrata W. Clinton le entregó a G.W Bush un país con un monto limitado, muy razonable, de deuda pública acumulada, así como un presupuesto saneado y equilibrado,

Análogamente, Brasil, bajo los cuatro períodos presidenciales de izquierda moderada, de inspiración social-democrática, de Lula y su predecesor, Fernando Henrique Cardoso, alcanzó niveles sorprendentes de desarrollo y de reducción de la pobreza, aunque en un grado posiblemente algo mistificado.

En fin, habiendo seguido suficientemente la trayectoria política del recién electo presidente francés, François Hollande, pienso que su enfoque, en materia de austeridad y reactivación económica, al igual que el manifestado por el Prof. Monti, cabeza liberal del actual gobierno técnico italiano, logrará hacer reflexionar a A. Merkel y a los dirigentes políticos de la DBR que la apoyan. Lo contrario, redundará probablemente en la desaparición del Euro y, para todos fines prácticos, en el fracaso del “experimento” concebido, en primer lugar, por el francés Robert Schuman en 1950 y del cual nació la actual Unión Europea. Eso equivaldría a una catástrofe colectiva para los 27 países que hoy la integran. Dudo mucho que de ocurrir tal tragedia, Alemania, pese a las indudables cualidades de su pueblo, salga incólume, pues los miembros de la UE representan alrededor del 60% de su mercado exterior. Sin embargo, en ese supuesto negado, estoy igualmente convencido de que la economía más importante de Europa lograría reponerse, al menos parcialmente pero a un ritmo más acelerado que los demás países, de la importante caída que sufrirían sus exportaciones y, por ende, su PIB, No obstante, insisto en rechazar la idea que ésa sea la inevitable salida del impasse surgido en el seno de la UE..

 

Convengo plenamente con quienes critican duramente el despilfarro e irresponsabilidad demostrados, de manera demasiado prolongada, sobre todo por países como Grecia, Portugal, España e Italia. Sus políticos dieron lugar a un nivel de vida excesiva y artificialmente elevado de sus ciudadanos, si se toman en cuenta sus verdaderas posibilidades y características sociales y macro-económicas. Lo anterior, sin mencionar su lento pero progresivo retroceso comparativo, ocurrido a lo largo de los últimos años, en materia de productividad total de factores (PTF).

 

Estoy también convencido de que para varios millones de personas, especialmente del sur de Europa, no existe otra alternativa que la de aceptar enormes sacrificios en forma permanente, Personalmente, vislumbro inclusive la posibilidad de que, como consecuencia de ello, pueda llegar a correr la sangre en algunas regiones de Europa. Esa es la razón por la cual, a fin de lograr resultados medianamente positivos, a corto/mediano plazo y así preservar la Unión Europea, las medidas excesivamente drásticas y hasta cierto punto suicidas de austeridad, acordadas el mes pasado por el dúo franco-alemán – Sarkoy-Merkel – deben ser reducidas a niveles más razonables o racionales. Además e igualmente importante, pienso que ellas deben acompañarse de otras medidas, de tipo Keynesiano e institucionalista, a ser rápidamente adoptadas, pero sin perder de vista la idiosincrasia propia a cada país involucrado. Ellas deberán instrumentarse, sin pérdida de tiempo, a fin de estimular la demanda, en un tiempo razonablemente breve y, con ello, facilitar una lenta pero segura y continua reactivación económica de la Euro Zona en general.

 

*Ing. Químico – University of Oklahoma – 1958

MS – DEA – Économie Internationale et Développement – Université Paris IX Dauphine – 1994

Ph.D.- Docteur es Sciences Economiques – Université Paris-IX Dauphine – 2000

Post Doc et Chercheur Associé au LEDA-EURISCO-EDOCIF – Université Paris Dauphine – desde 2000

lfreni@gmail.com

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