NOCHEBUENA
Julio César Arreaza B
Transcurridos los cuatro domingos de Adviento, tiempo estipulado por la Iglesia, para prepararnos espiritualmente a la celebración de la Navidad, llegamos esta noche contentos al momento culmen de la Nochebuena, el centro de la Navidad: el Nacimiento del Niño Jesús. El acontecimiento que da sentido y trascendencia a nuestra existencia.
La Navidad es una época luminosa en la cual evocamos nostalgias y personas que marcan y marcaron nuestra vida, en medio de aguinaldos y villancicos interpretados por el maestro Freddy Reyna y las voces frescas de niños acompañados de pandero, furruco y cuatro. Viene a nuestra mente los tradicionales fogones de arepitas dulces, salpicadas de anís y abombaditas, demasiado calientes para tocarlas con la punta de la lengua.
La poesía combinada con deliciosas melodías retratan en todo su esplendor el significado y los sentimientos que invaden el alma en la luminosa Nochebuena. Acompañamos a los pastores en descampado bajo un cielo lleno de estrellas, anunciando que nació el Redentor en humilde cuna, para dar al hombre ventura y paz. Esta noche santa, al claro y sereno fulgor de la luna, renacerá en nuestros corazones el Dios humanado que brilla en la cuna, cual astro eternal; alzaremos como mortales espléndido coro, el eco vibrante de citara de oro, cantando la Gloria inmortal.
Del cielo ha bajado un Niño Bendito y en la mano trae un puñado de luceritos. Niño chiquitico, qué lindo te ves, lo alumbra una estrella y el mueve sus pies.
Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad y al Niño Jesús Bendito le venimos adorar. Bendito sea tu nombre poderoso Dios del cielo que viniste a la tierra para así darnos consuelo.
En Belén se están oyendo grandes campanas sonando porque anuncian la llegada del Dios, Espíritu Santo.
Y también los Reyes Magos, llenos de fe y alegría vienen a poner regalos a los piecitos del Mesías.
¿Quién es? Gente de paz. Ábrannos la puerta que ya es Navidad.
Espléndida Noche radiante de luz, es la Nochebuena pues nació Jesús.
Vengan adoremos con suma humildad al Dios humando pues todo es bondad.
Arpas y panderos, flautas y atabal, honran al Infante que está en el portal.
Cantemos, cantemos, Gloria al Salvador, feliz Nochebuena nos dé el Niño Dios.
Tú eres la esperanza, tú la caridad, tú eres el consuelo de la humanidad.
Divinos destellos, raudales de luz, alumbran la cuna, del Niño Jesús.
Es la Nochebuena, de grata memoria, porque vino al mundo, el Rey de la Gloria.
Olor de las hallacas se siente al respirar, y el apetito inquieto se empieza a alebrestar. Del cielo las estrellas nos den su claridad, en esta hermosa noche de alegre Navidad.
Reafirmamos el respeto a la dignidad humana. Feliz Navidad.