Ciencia y Tecnoligía. CERN vs ONCTI

CERN VS. ONCTI

JAIME REQUENA
conciencia.talcual@gmail.com

En estos días el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN) está a punto de confirmar (o negar) la existencia de la “Partícula de Dios”. También se prepara para celebrar los 23 años de la existencia de la red de redes, creada por uno de sus investigadores; Tim Berners Lee.

La partícula o Bosson de Higgs es el elemento que la falta a la Física para entender completamente la estructura subatómica de la materia. El “Colisionador de Alta Energía” es el instrumento del CERN que podría permitir ver a esa partícula. De comprobarse que ella existe, se completaría un cuadro que sacaría el tema fuera del terreno de lo teórico y le permitiría a la Física avanzar en direcciones que desafían a la imaginación. Por ejemplo, estaríamos a un paso de conocer la naturaleza del origen del universo.

Del Internet sólo diremos que, de una u otra forma, ha cambiado radicalmente el modo de ser de la humanidad; desde lo intelectual hasta lo social, pasando de lo cotidiano a lo sublime. Sin lugar a dudas, en todas las acepciones posibles del calificativo, es el invento más revolucionario de los últimos siglos.

Comparar las cosas que se hacen en centros mundiales de investigación científica o innovación tecnológica como en el CERN con lo que desea, pretende y financia el Observatorio de Ciencia y Tecnología Venezolano (ONCTI) luce como un ejercicio de ociosidad. Los últimos proyectos ONCTI versan sobre temas como los usos alternativos de Aloe vera, la preparación artesanal del queso telita o la estimación de las emisiones de metano por rumiantes, como justificativo del cambio climático.

Los ejemplos citados son reveladores, por una parte, de lo que otras sociedades persiguen mientras que, por la otra, muestran lo que nuestro Presidente considera como investigaciones socialmente pertinentes, intelectualmente paradigmáticas y políticamente trascendentes. El socialismo de Siglo XXI está empecinado en que no vale la pena honrar y financiar lo que pueden y deben hacer los científicos, sino lo que proponen los “cultores” comunales. Ciudadanos estos, interesados en tener condiciones de vida elementales pero que, por su condición de legos, erradamente asumen que los llamados a proveérselas mediante soluciones son la gente de la ciencia y la academia, sin percatarse de que esas soluciones ya han sido encontradas, pero que no son implementadas por grotescas fallas de la administración pública venezolana.

Para el ente venezolano encargado de sentar prioridades en los dominios de la actividad intelectual y financiar proyectos de investigación en ciencia, técnica e innovación, lo medular de su actuación es contar investigadores ­como crías en polleras­ y apilar en alcancías no auditables un diezmo tributario ­a lo Rico Mac Pato. Su clave no es transformar a Venezuela en una sociedad de conocimiento sino convertirla en un rebaño de pensamiento único; es decir, llevarnos al Zoocialismo.

Tal Cual. Politica, Pag. 4 . 19/12/11

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