¿PROYECTOS ESTRATÉGICOS?
JAIME REQUENA
conciencia.talcual@gmail.com
Para contener la batahola que se armó con el madrugonazo del cambio de LOCTI durante las últimas navidades, el gobierno decidió dar por terminada su política de no dar financiamiento a proyectos de investigación individuales. Algo que debemos agradecer después del cambio nefasto que representó, a principios de la revolución bolivariana, la supresión de las subvenciones que otorgaba el CONICIT, cuando este fue eliminado para darle paso a esa mala copia que resultó ser el FONACIT; ente ciego, sordo y mudo.
Hace unos meses, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, deseoso de resolver lo que consideraban los problemas más importantes del país, convocó a los investigadores e innovadores nacionales a canalizar su creatividad hacia cuatro áreas prioritarias; vivienda y hábitat; desarrollo urbano; cambio climático y; eficiencia energética.
Mediante un programa de financiamiento de proyectos de investigación que calificaron como “estratégicos” querían, en el corto plazo, demostrar la pertinencia de la nueva ciencia venezolana. Hace uno días revelaron la lista de los proyectos a ser ejecutados durante el año 2011. Noventa y dos (92) propuestas fueron aprobadas.
Toda la información que podemos inferir de la naturaleza o relevancia de esos proyectos de deriva de la lectura de sus títulos, ya que no se identifican a los responsables. A lo sumo se puede saber la institución que los cobija. La que más tiene es la Universidad Central con nueve. En cualquier caso, el denominador común de todos ellos es su parroquialismo. Esos Proyectos a duras penas llegarían a “tácticos”, para usar el lingus militari. Con mucha generosidad y bien empujaditos, algo más de la mitad de ellos, podrían llegar a ser considerados como tareas escolares glorificadas.
Lo que llama la atención no solamente la apabullante falta de trascendencia o concordancia entre lo que esos proyectos ofrecen y lo demandado por el Gobierno, sino su conceptualización. Se trata de 92 iniciativas, noventa y dos propuestas, no verificadas con las que el gobierno piensa enfrentar verdaderos dramas cotidianos como el de empleo, seguridad, alimentación y salud. Calvarios de todos los venezolanos. Se trata también de propuestas que se suponen traerán resultados concretos en 12 meses, máximo 24.
Poquísimas investigaciones científicas o procesos de innovación relevantes pueden ser llevados a cabo en un lapso tan breve y menos entre nosotros. El promedio histórico de ejecución de proyectos de investigaciones en el país es de tres a cinco años. Nada más tome en consideración ¡el tiempo necesario para tramitar un insumo químico o un equipo ante CADIVI! Por otra parte, si asumimos que cada una de esos proyectos envuelve la experticia de tres a cuatro investigadores, tendremos que concluir que apenas unos trescientos a cuatrocientos científicos nacionales encontraron medios para investigar en el 2011. Ese número nos atropella cuando lo comparamos con la membresía del recién creado Programa de Estimulo de la Investigación (o PEI) y al que se supone ingresaron algo más de seis mil setecientos investigadores. El punto es, ¿qué van a hacer durante el año 2011 los otros seis mil cuatrocientos investigadores que no encontraron financiamiento para sus proyectos de investigación?