Militar, callar, matar Apenas pude dormir la madrugada pasada. Un libro me dejó dando vueltas en la cama, mirando el techo cuadriculado de mi habitación. “El hombre que amaba los perros”, la novela de Leonardo Padura, estremece por su sinceridad, por el ácido corrosivo que lanza sobre la evasiva utopía que quisieron imponernos. No hay quien conserve la calma después de leer los horrores de aquella Unión Soviética que nos hicieron venerar cuando niños. Las intrigas, las purgas, los asesinatos, el exilio forzado, aunque se lean en tercera persona le quitan el sueño a cualquiera. Y si, encima de eso, Seguir leyendo