Las mandarinas vienen en barco Yoani Sánchez mandarinas Es una bolsa de malla, una redecilla tejida de color rojizo con cinco mandarinas en su interior. La ha traído –desde Europa– un lector que descubrió dónde vivo gracias a las pistas dejadas en el blog. Después de brindarle un vaso de agua, ha sacado los cítricos de su mochila –con cierta vergüenza– como si viniera a regalarme algo demasiado común en esta Isla, más común incluso que el marabú o la intolerancia. No se explica entonces por qué agarro el paquete y hundo la nariz en cada fruta. Unos segundos y Seguir leyendo