Los dos derrames

Los dos derrames

Marcos R. Carrillo P.

Todo es una gran farsa y se han propuesto mantenerla a cualquier costo. Se insulta a prelados de la Iglesia, políticos, presidentes de otros países; se forjan estadísticas; se oculta el deterioro de servicios públicos; se secuestran las instituciones del Estado. Todo es prescindible cuando se trata de justificar su presencia en el poder hasta que les dé la gana.

La muerte, la salud decadente, la alimentación deficiente y contaminada son la oferta diaria del Gobierno Nacional. Pero a la patética humillación al ciudadano se ha agregado el total desprecio por el medio ambiente. El derrame de petróleo del lago de Maracaibo es otro ejemplo. Es el más grande de que se tenga conocimiento en nuestro país. Sin embargo, se ha actuado con superlativa lenidad y exponencial ineficiencia, producto de la pobre formación de quienes “dirigen” Pdvsa hoy en día. El Gobierno ha despachado el caso como una cuestión menor y, por supuestos, como una campaña mediática, un atentado del imperio y hasta se ha llegado a culpar a los 40 años de la democracia.

Paralelamente, el terrible derrame ocurrido en el golfo de México ha sido abordado con extrema diligencia por parte de British Petroleum, (BP). No ha sido suficiente, no han sido eficaces, es verdad, pero han asumido su responsabilidad e invertido miles de horas hombre y miles de millones de dólares para frenarlo. Falta mucho todavía en este caso y se debió -y se debe- ser más severo en su control. Pero, no cabe duda, BP deberá responder por los daños causados. Se incoarán decenas de juicios de afectados directos y de organizaciones protectoras del medio ambiente. Habrá magistrados íntegros que, de ser probada la culpa de la petrolera, establecerán indemnizaciones y otras obligaciones para subsanar la catástrofe ambiental a corto, mediano y largo plazo.

Por el contrario, ¿a quién le podrán reclamar los pescadores y habitantes de las riberas del lago? ¿Qué acción tomará la Fiscalía General para enjuiciar a Pdvsa y sus responsables por la ruina del ecosistema en el lago de Maracaibo? ¿Quién velará para que se inicie una eficiente recuperación del medio ambiente? ¿De dónde sacará la mermada industria venezolana recursos económicos y, sobre todo, humanos para reparar el daño causado? ¿Qué tribunales imparciales juzgarán este hecho?

Dos desastres de difícil resarcimiento. Dos modelos de responsabilidad y control: el democrático que procura la justicia y somete a tribunales imparciales a aquel que haya causado un daño, y el totalitario que busca excusas, evade responsabilidades y cuya máxima arma depredadora -del ambiente y del ser humano- es un poder judicial arrodillado ante las órdenes del gobernante. Una judicatura colaboradora y protectora de las artimañas del ejecutivo en lugar de ser su medio de control fundamental. Todo se vale para mantenerse en el poder, esa es la diferencia entre esta farsa y un sistema democrático.

mrcarrillop@gmail.com

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