Como ser Patrono Socialista

Gustavo Linares Benzo

Cómo ser patrono socialista

El Gobierno tiene muchas caras, ninguna bonita, y alguna espeluznante

En un reciente programa de Radio Nacional la conductora opinaba sobre la reforma laboral en términos netos: no se trata de reformar el salario o cualquier otra condición de los trabajadores, sino de eliminar las relaciones de subordinación, acabar con la explotación; en otras palabras, continuaba la conductora, la revolución no viene a corregir los excesos del capitalismo, sino a sustituirlo.

El programa salía al aire por la emisora oficial del Estado, no por una radio comunitaria que, aunque más oficialistas que el Gobierno y financiadas por éste, podría pensarse que no representan la posición oficial. La Radio Nacional, pues, es declaradamente marxista y considera que el Derecho Laboral es un gradualismo burgués, lo que hay que hacer es acabar con la noción misma de trabajo asalariado y, necesariamente, con la propiedad privada de los medios de producción que es su base. Más claro no canta un gallo.

Sin embargo, la realidad tiene sus derechos y los está ejerciendo brutalmente en esta discusión de la Ley Orgánica del Trabajo.

La realidad es que muchísima gente prefiere ser trabajador o trabajadora, cobrar quince y último, a ser empresario, cooperativista o cogestor. Si muchos ni siquiera votan en las elecciones ni asisten a las juntas de condominio, ¿cómo se les puede exigir el duro trabajo de ser jefe? Más realidad: el principal patrono del país es el Gobierno, exactamente el presidente Chávez, que ejerce ese papel de capitalista con frío cálculo: léanse nada más los contratos colectivos que ha suscrito recientemente. Si el gran explotador del obrero es el gobierno bolivariano, irá a la discusión de la LOT como patrono y así ha sido.

Entre tantas cosas fascinantes que han ocurrido estos años, a la vez tan tristes, y algunas repugnantes, está el debate de la ley laboral. Los diputados, marxistas convencidos, siguen los lemas de la conductora de Radio Nacional y radicalizan sus posiciones con miras a la dictadura del proletariado, mientras que el ministro Rodríguez y el presidente del Banco Central (de los más modernos que hay en el Gobierno, estos dos) sacan las cuentas y se oponen a tanta exuberancia social. La realidad tiene sus derechos.

Este debate es muy ilustrativo de las profundas tensiones internas que cimbran al Gobierno, reflejo de lo que Alberto Barrera y Cristina Marcano dijeron sobre el Presidente en su biografía: hay varios Chávez, en consecuencia en Venezuela hay varios gobiernos. Uno de esos gobiernos es verdaderamente socialista, marxista en términos exactos. De allí que la empresa privada deba eliminarse, por un lado, y el capitalismo de Estado que se agiganta con el tiempo nada tiene que ver con lo que ocurría desde el Nuevo Ideal Nacional de Pérez Jiménez, hasta la CVG de Betancourt o las corporaciones regionales de desarrollo de Caldera. El nuevo capitalismo de Estado es monopólico, técnicamente es la transición al socialismo puro y duro, sin edulcorantes como “del siglo XXI” o “bolivariano”.

Hasta ahora la realidad se resiste. Pero los socialismos son expertos en asfixiarla, a veces por décadas. El Gobierno tiene muchas caras, ninguna bonita, y alguna espeluznante.

glinares@cjlegal.net

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