Odio académico

Alejandro Angulo Fontiveros

Odio académico

Sabio el pueblo que conjura la caquexia volitiva y se nutre en la erudición de los intelectuales

La romántica doctrina comunista de una sociedad sin clases, de la égalité y otras bellas utopías, concitó en los intelectuales un ardiente interés e incluso fascinación. Por esto ha mucho me sorprendió el advertir la repulsa de los comunistas por lo académico y los excelentes. Repulsa más paradójica si se repara que esa doctrina fue creación de dos grandes intelectos y aun verdaderos genios: Marx y Lenin.

El comunista Bakunin aseveró que no debía haber concesión a los científicos o sabios: la ciencia debe ser propiedad común con una educación igual para todos. Y que a la masa es preferible estar sin ciencia que gobernada por sabios pues son “aristocracia docta más vanidosa e insultante que ninguna otra”.

El gran artista patrio Cruz Diez expresó en un incunable de los 50 (lo conservo) que aquí a los más humildes se les ponían trabas para acceder a la universidad “para que cuando triunfara la revolución no tuviera intelectuales que la defendieran”. Eso también es verdad y atroz injusticia. Hay que volver propiciatoria la universidad; pero no querer hacer científicos a todos porque no todos pueden serlo. El extravío es causado por la entelequia de que todos son iguales. No hay tal. Hay una minoría de personas con mucha más inteligencia, voluntad y sapiencia que la mayoría. En la masa (pobres y ricos) menudean los irreflexivos. Los intelectuales se caracterizan por la reflexión. Y por el rigor y precisión que les da potencia ideológica e ingentes creaciones racionales inalcanzables a inteligencias de menor calado. Por eso yérguense como la ideal aristocracia del talento y del saber. Es claro que a esa preeminencia propenden las mayores oportunidades de educación superior, propias de la riqueza; pero ¿por qué el desprecio a estos espíritus selectos? Desde una enorme riqueza partió Simón Bolívar a su privilegiada educación y gloria sin par…

Otro ilustre socialista, Ortega y Gasset, enseñó: “La masa cree posible la existencia social sin minoría excelente. Hay teorías políticas que ven ideal una sociedad exenta de aristocracia. Como esto es imposible, la nación prosigue su trayectoria de decadencia ” Un pueblo que, por perversión de sus afectos, da en odiar a toda individualidad selecta por el hecho de serlo, y siendo vulgo y masa se juzga apto para prescindir de guías y regirse por sí mismo, causará su propia degeneración ” No basta con mejoras políticas: es imprescindible el afinamiento de la raza.

Hay que escuchar a los que saben más. Si no se cae en las barbaridades de Millán en España (“muerte a los intelectuales“) y ¿Matías Salazar? en Venezuela: “muerte a los que sepan leer y escribir“. Nada mejor que la crítica de los intelectuales. Eso sí: de los verdaderos intelectuales: aquellos que sólo son militantes de la verdad pues no son fanáticos ni incondicionales de nada ni de nadie.

aafontiveros@cantv.net

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